Una investigación reciente publicada en mayo de 2025 destaca el sorprendente papel del guano de pingüino en el clima de la Antártida. Los científicos han descubierto que el amoníaco emitido por las heces de pingüino contribuye a la formación de nubes, lo que podría mitigar los impactos regionales del cambio climático.
Las colonias de pingüinos Adelia liberan amoníaco de sus excrementos, que interactúa con gases que contienen azufre. Esta interacción aumenta la creación de partículas en el aire, proporcionando una superficie para que el vapor de agua se condense y forme nubes. Las mediciones tomadas cerca de una colonia de 60,000 pingüinos Adelia mostraron concentraciones de amoníaco hasta 1,000 veces más altas que en áreas sin pingüinos.
Estas nubes pueden actuar como capas aislantes, reduciendo las temperaturas de la superficie y evitando que el hielo marino se derrita. El descubrimiento subraya la interconexión de los ecosistemas y el clima, enfatizando la importancia de proteger las poblaciones de pingüinos en la Antártida. El estudio también encontró que incluso después de que los pingüinos migraron, las heces que dejaron atrás continuaron elevando el amoníaco a niveles 100 veces más altos que los niveles de fondo.