Hallazgos arqueológicos y análisis genéticos recientes están reconfigurando la comprensión sobre la domesticación del perro, sugiriendo que fue un proceso activamente impulsado por los humanos hace más de 36.000 años. Esta evidencia contradice la teoría de la autodomesticación, que postulaba que los lobos se volvieron dóciles al acercarse a los desechos humanos. Fósiles de perros de entre 35,500 y 13,000 años encontrados en Eurasia muestran características físicas distintas a las de los lobos, como un menor peso promedio y hocicos más cortos, siendo estas las primeras señales de domesticación.
Investigadores como Loukas Koungoulos, arqueólogo de la Universidad de Australia Occidental, y Mietje Germonpré, arqueozoóloga del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales, respaldan la hipótesis de la iniciativa humana. Esta teoría sugiere que los humanos del Paleolítico adoptaron y criaron cachorros de lobo, seleccionando a los más dóciles para la reproducción. Raymond Pierotti, biólogo evolutivo, enfatiza la importancia de la socialización temprana. La evidencia arqueológica, como el hallazgo de perros en asentamientos humanos y el entierro de un zorro junto a humanos en Jordania hace 16,000 años, apoya la idea de fuertes vínculos entre personas y cánidos. El análisis de ADN antiguo sitúa los orígenes de la domesticación en Asia, con procesos que ocurrieron de forma independiente en diferentes lugares, y confirma que este fenómeno precede a la revolución agrícola.
El caso del dingo australiano, criado por aborígenes pero que no se ha domesticado completamente, sirve como analogía moderna. Adam Brumm, arqueólogo de la Universidad Griffith, sugiere que un proceso similar pudo haber ocurrido con los lobos grises. Aunque persisten dudas sobre el lugar y momento exactos de la domesticación, la teoría de la autodomesticación pierde terreno frente a la creciente evidencia que apunta a una intervención humana activa. La investigación continúa, con un llamado a un estudio más profundo del ADN antiguo para desvelar los detalles faltantes y a adoptar una perspectiva más compleja y crítica sobre el origen de los perros.