Investigación innovadora para extender la vida de los perros

¿Te imaginas compartir más años con tu perro, viendo cómo mantiene su vitalidad incluso en la vejez? Esta es la promesa detrás de los recientes avances de la biotecnología aplicada al mundo animal. Empresas como la estadounidense Loyal y proyectos como el Dog Aging Project investigan fármacos diseñados para extender la vida saludable de los perros.

Loyal, una empresa biotecnológica con sede en San Francisco, ha desarrollado un fármaco llamado LOY-002, una pastilla masticable que, según sus investigaciones, podría prolongar la vida de los perros entre uno y tres años. La clave de este tratamiento estaría en ralentizar ciertos procesos metabólicos ligados al envejecimiento, como la resistencia a la insulina, lo que reduciría la fragilidad asociada a la vejez.

El proyecto Dog Aging Project, por su parte, investiga un medicamento ya conocido en medicina humana: la rapamicina. Este inmunosupresor, utilizado en personas tras trasplantes de órganos, ha mostrado en estudios con ratones la capacidad de extender la esperanza de vida y mejorar funciones cardiovasculares y cognitivas. Ahora, los ensayos con perros domésticos buscan comprobar si los beneficios se replican en animales con un envejecimiento natural.

El deseo de compartir más tiempo con nuestros perros es comprensible. Sin embargo, estas investigaciones despiertan cuestiones éticas importantes sobre la manipulación del ciclo de vida de los animales. ¿Hasta qué punto estos fármacos persiguen el bienestar del animal o responden al deseo humano de evitar la pérdida?

Expertos en ética animal advierten que cualquier intervención biotecnológica debe priorizar siempre la calidad de vida del animal, no la mera extensión del tiempo. Un perro que vive más años pero con molestias físicas, pérdida de movilidad o degeneración cognitiva, no estaría realmente beneficiado por estos tratamientos.

Otro aspecto a considerar es la accesibilidad. Loyal aún no ha especificado el precio final, pero se prevé que será elevado, lo que plantea la pregunta: ¿será un avance solo al alcance de unos pocos? La desigualdad en el acceso a cuidados veterinarios ya es una realidad social, y la llegada de medicamentos de longevidad podría aumentar esa brecha.

El vínculo emocional entre humanos y perros es profundo y beneficioso para ambas partes. Existen múltiples estudios que han demostrado que la convivencia con un perro puede reducir la ansiedad, la presión arterial y fomentar hábitos de vida activos. Sin embargo, este lazo tan estrecho puede también generar un deseo humano de evitar la pérdida a cualquier precio, incluso cuando el bienestar del animal ya no es el adecuado. La pregunta clave es: ¿estamos alargando la vida por el bien del perro o para evitar nuestro propio duelo?

Mientras la ciencia avanza hacia la posibilidad de prolongar la vida de los perros, esta debe ir acompañada de una reflexión sobre lo que realmente implica el bienestar animal. No se trata solo de sumar tiempo, sino de garantizar que ese tiempo esté lleno de salud, cuidados y calidad de vida para nuestros compañeros caninos.

La investigación sobre cómo prevenir el deterioro relacionado con la edad en los perros no solo tiene implicaciones para ellos: 'Descubrir cómo prevenir el declive relacionado con la edad entre los caninos es un gran indicador para hacer lo mismo con los humanos, ya que los perros padecen enfermedades relacionadas con la edad de manera similar y comparten nuestros entornos y hábitos en formas que los ratones de laboratorio no lo hacen', ha indicado Celine Halioua, fundadora y directora ejecutiva de Loyal.

Loyal ha recaudado más de 112 millones de euros en financiamiento, un logro notable dado que muchas empresas han sido cautelosas a la hora de invertir en proyectos de longevidad debido a la duración de los ensayos clínicos. Sin embargo, los ensayos basados en perros avanzan más rápidamente gracias a los ciclos de vida más cortos de estos animales. 'Si tenemos éxito con los perros, podría ser un punto de inflexión para informarnos sobre cómo proporcionar a las poblaciones humanas una vida saludable adicional', afirmó Daniel Promislow, codirector de Dog Aging Project y biólogo gerontólogo de la Universidad de Washington. 'Nuestro estudio está a luz años de cualquier cosa que se haya hecho o pueda hacerse en humanos en este campo', añadió.

Promislow explicó que lo que están realizando es 'el equivalente a un estudio de 40 años sobre humanos, probando la capacidad de un fármaco para aumentar la vida útil'. A pesar de los resultados prometedores, los investigadores advierten que aún queda un largo camino antes de que estos hallazgos puedan aplicarse directamente a la vida humana.

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