Cada año, la remota Isla de Navidad australiana, ubicada estratégicamente en el Océano Índico cerca de Java, se convierte en el escenario de un evento natural de proporciones épicas: el desplazamiento sincronizado de millones de cangrejos de un vibrante color escarlata. Este fenómeno, que es endémico de la isla y protagonizado por la especie *Gecarcoidea natalis*, transforma el paisaje en una alfombra viva y palpitante. Para el año 2025, se anticipa que esta marcha multitudinaria comenzará hacia finales de octubre, con el pico de desove programado tradicionalmente para mediados de noviembre, seguido de una segunda fase reproductiva a mediados de diciembre.
La migración representa un poderoso impulso vital. Estos artrópodos abandonan la seguridad de los bosques húmedos con el objetivo primordial de alcanzar la costa para perpetuar la especie. El catalizador que pone en marcha esta travesía de varios días es el inicio de la temporada de lluvias, que activa un programa interno profundamente arraigado en su biología. Habitualmente, estos cangrejos, que alcanzan un tamaño promedio de 20 centímetros de longitud, llevan una existencia solitaria dentro de sus madrigueras, emergiendo únicamente al anochecer. Sin embargo, durante el período reproductivo, recorren distancias considerables, cubriendo carreteras, patios e incluso estructuras con su distintivo manto rojo anaranjado.
Con el fin de garantizar el paso sin obstáculos de esta marea de crustáceos, las autoridades insulares implementan medidas significativas, demostrando un profundo respeto por este ciclo biológico esencial. A lo largo de las principales arterias viales, se erigen barreras especializadas, y se construyen pasos elevados y túneles subterráneos. Estas infraestructuras están diseñadas para minimizar las pérdidas causadas por el tráfico vehicular, que en años anteriores se estimaba que cobraba la vida de hasta un millón de ejemplares. Los cangrejos rojos no solo son un emblema distintivo del territorio, sino que también cumplen una función ecológica crucial como saneadores del bosque, reciclando la hojarasca caída.
A pesar de la magnificencia de este evento, la población ha enfrentado desafíos serios. Los científicos han documentado una reducción en el número de individuos durante los últimos años, atribuida en parte a una especie invasora devastadora: las hormigas amarillas locas. Se calcula que estas hormigas han exterminado hasta 20 millones de cangrejos. No obstante, gracias a los esfuerzos de gestión y a las condiciones ambientales favorables de los últimos tiempos, la población está mostrando claras señales de recuperación. Actualmente, se están acercando a los niveles poblacionales registrados en la década de 1980, lo que subraya la notable resiliencia de la especie frente a graves presiones externas.
