Las fuerzas policiales están adoptando un enfoque innovador para combatir el cibercrimen, desplegando unidades caninas especializadas en la detección de dispositivos electrónicos ocultos. Estos perros, entrenados con precisión, representan una nueva y poderosa herramienta en la lucha contra delitos digitales, mejorando significativamente la capacidad de las autoridades para reunir pruebas cruciales.
Estos perros detectores de almacenamiento electrónico (ESD, por sus siglas en inglés) son adiestrados para identificar la presencia de compuestos químicos específicos, como el óxido de trifenilfosfina (TPPO), que se utiliza en la fabricación de una amplia gama de dispositivos electrónicos. Este compuesto, imperceptible para el olfato humano, es detectable por el agudo sentido del olfato de los caninos. Gracias a este entrenamiento, los perros pueden localizar elementos como tarjetas SIM, unidades USB, discos duros, teléfonos móviles, cámaras y otros medios de almacenamiento digital, incluso cuando están hábilmente ocultos en lugares de difícil acceso o inesperados.
Se estima que estos perros detectan dispositivos que los investigadores humanos pasarían por alto en aproximadamente el 30% de los casos. El programa de perros detectores de electrónica se inició en Connecticut en 2012, con la policía estatal entrenando a los primeros perros para esta labor. Desde entonces, la iniciativa ha ganado terreno, y actualmente hay alrededor de 130 perros ESD en uso en Estados Unidos. Razas como los Labradores Retrievers son particularmente apreciadas por su energía y su agudo sentido del olfato, lo que las hace ideales para esta tarea.
Estos perros, motivados por la comida, solo reciben su recompensa después de localizar un dispositivo, lo que refuerza su enfoque y eficacia. La efectividad de estos caninos se ha demostrado en numerosos casos. Han sido fundamentales en investigaciones de explotación infantil y abuso doméstico, donde la localización de dispositivos de almacenamiento es vital para desmantelar redes criminales y proteger a las víctimas. Un ejemplo notable fue el caso de Jared Fogle, donde un perro llamado Bear localizó una unidad flash oculta que contenía pruebas cruciales para su condena.
La capacidad de estos perros para encontrar evidencia que escapa a la detección humana proporciona a las fuerzas del orden una ventaja significativa en la era digital, permitiéndoles mantenerse a la vanguardia en la lucha contra el cibercrimen y otros delitos graves.