Trump Cierra el Espacio Aéreo de Venezuela Completamente en Pleno Operativo Antinarcóticos

El sábado 29 de noviembre de 2025, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció el cierre total del espacio aéreo sobre Venezuela y sus áreas adyacentes. Esta medida trascendental fue comunicada a través de su red social Truth Social, dirigida a todos los actores del tráfico aéreo, incluyendo aerolíneas comerciales, pilotos, y específicamente a aquellas entidades dedicadas al narcotráfico y al movimiento ilícito de personas.

Esta acción representa una escalada significativa en la tensión regional, enmarcada formalmente dentro de una campaña de contención de narcóticos denominada «Operación Lanza del Sur» (Operation Southern Spear). Dicha operación había sido presentada públicamente el 14 de noviembre de 2025 por el Secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth. El objetivo primordial de esta iniciativa es desmantelar las redes de tráfico de drogas en el hemisferio occidental, empleando una flota híbrida que incluye sistemas autónomos avanzados.

Desde el inicio de septiembre de 2025, las fuerzas estadounidenses han ejecutado más de veinte incursiones marítimas contra embarcaciones que, según Washington, estaban implicadas en el transporte de estupefacientes. Estos enfrentamientos han resultado en la pérdida de más de 80 vidas hasta la fecha. Este recrudecimiento de las hostilidades subraya la seriedad con la que la administración Trump está abordando el flujo de narcóticos.

Previamente, la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU. había emitido una advertencia sobre una «situación potencialmente peligrosa» derivada de la intensa actividad militar y las interferencias en el GPS, una notificación que originalmente tenía validez hasta el 19 de febrero de 2026. Esta alerta ya había provocado una respuesta contundente desde la esfera aeronáutica.

En represalia directa a lo que Caracas interpretó como una injerencia indebida en su soberanía, el gobierno venezolano procedió a revocar los permisos de vuelo a seis aerolíneas internacionales. Estas compañías incluyen a Iberia, TAP Air Portugal, Avianca, una subsidiaria de LATAM, GOL y Turkish Airlines. Las autoridades venezolanas acusaron a estas empresas de alinearse con «actos terroristas» que, según su perspectiva, son alentados por los Estados Unidos.

El despliegue militar estadounidense en el Mar Caribe, como parte integral de la «Operación Lanza del Sur», es notable. Incluye el posicionamiento de un grupo de ataque de portaaviones liderado por el portaaviones nuclear USS Gerald R. Ford, movilizando a cerca de 15.000 efectivos militares. Esta es la mayor concentración de fuerzas de EE. UU. en la zona desde la intervención en Panamá en 1989, un dato que no pasa desapercibido.

Cruceros y destructores equipados con misiles de crucero Tomahawk patrullan a distancias que oscilan entre 110 y 160 kilómetros de la costa venezolana. En contraste, se estima que las fuerzas navales de Venezuela poseen una capacidad considerablemente menor para hacer frente a esta demostración de poderío militar. La balanza de fuerzas se inclina fuertemente hacia el lado estadounidense.

En medio de esta escalada de tensiones, el director del Instituto de América Latina de la Academia Rusa de Ciencias, Dmitri Rosenthal, había señalado anteriormente que, si bien la probabilidad de una invasión a gran escala es baja, el riesgo de un enfrentamiento armado persiste debido a la proximidad de las fuerzas y las amenazas explícitas de intervención. Mientras Washington defiende la legalidad de sus acciones bajo el paraguas de la lucha contra el narcotráfico, el régimen de Maduro insiste en que el verdadero propósito detrás de estas maniobras es un cambio de régimen en Caracas.