China ha dado un paso crucial hacia su ambición de aterrizar astronautas en la Luna antes de 2030, tras completar con éxito las pruebas integradas de aterrizaje y despegue de su módulo lunar Lanyue.
Estas simulaciones, realizadas el 6 de agosto de 2025 en una instalación especializada en el condado de Huailai, provincia de Hebei, han validado el rendimiento del módulo en fases críticas de descenso y ascenso bajo condiciones simuladas de la superficie lunar. El módulo Lanyue, cuyo nombre evoca la idea de "abrazar la luna", está diseñado para transportar a dos tripulantes, un vehículo explorador lunar y cargas científicas entre la órbita lunar y la superficie del satélite. La seguridad es una prioridad fundamental, evidenciada en el diseño del Lanyue con múltiples motores dispuestos de forma redundante, garantizando un regreso seguro a órbita incluso ante el fallo de un solo propulsor. Estas pruebas verificaron los sistemas de aterrizaje y despegue, los planes de control y los procedimientos de apagado de motores al contacto lunar, así como la compatibilidad entre subsistemas clave como la guía, navegación, control y propulsión.
Este logro representa un hito significativo en el avance del programa de exploración lunar tripulada de China. El desarrollo de componentes esenciales como el cohete portador Long March-10, la nave espacial tripulada Mengzhou, el traje espacial Wangyu y el rover lunar Tansuo, progresa según lo planeado. La construcción de las instalaciones de prueba y soporte para el lanzamiento en el sitio de lanzamiento espacial de Wenchang también avanza según lo previsto. China no solo está enfocada en sus propios desarrollos, sino que también busca activamente la colaboración internacional. El proyecto de la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS), una iniciativa conjunta con Rusia, ya cuenta con 17 países y organizaciones miembro. Este esfuerzo colaborativo subraya el compromiso de China con el progreso compartido en la exploración espacial y su creciente influencia en la arena global. La exitosa prueba del módulo Lanyue no solo demuestra la capacidad tecnológica de China, sino que también la posiciona como un actor cada vez más relevante en la carrera espacial internacional, anticipando un futuro de competencia y cooperación en la exploración del cosmos.