Nuevas imágenes ultravioleta de Júpiter revelan características polares inexplicables y dinámicas atmosféricas

Nuevas imágenes ultravioleta de Júpiter, publicadas por la Universidad de California en Berkeley, muestran las regiones polares del planeta con un detalle sin precedentes. Las imágenes destacan la Gran Mancha Roja como un óvalo azul y revelan neblinas marrones que se cree son causadas por vórtices de alta altitud que mezclan la atmósfera. Los mecanismos detrás de estos fenómenos siguen bajo investigación, potencialmente vinculados al poderoso campo magnético de Júpiter.

Júpiter, el planeta más grande del Sistema Solar, tiene un diámetro de 143,000 km y está compuesto principalmente de hidrógeno y helio. Su atmósfera presenta bandas de color alternadas, tormentas intensas y vientos que alcanzan velocidades de 640 km/h. La Gran Mancha Roja, un inmenso sistema de huracanes, es una de sus características más icónicas, junto a su familia de lunas, que incluye a Ío, Europa, Ganimedes y Calisto.

Las imágenes recién publicadas revelan características ovaladas del tamaño de la Tierra alrededor de las regiones polares de Júpiter, visibles únicamente en longitudes de onda ultravioleta. Estos óvalos aparecen consistentemente a latitudes más bajas que las zonas aurorales y parecen más oscuros debido a la absorción de radiación ultravioleta.

El Telescopio Espacial Hubble, que orbita la Tierra a una altitud de 540 km, captura imágenes de Júpiter anualmente. Fue el primero en documentar los óvalos UV, confirmados posteriormente por la sonda Cassini. La investigación indica que estas características son más prevalentes alrededor del polo sur de Júpiter, apareciendo en el 75% de las imágenes en comparación con solo el 12% alrededor del polo norte.

Los expertos Tom Stallard de la Universidad de Northumbria y Xi Zhang de la UC Santa Cruz están colaborando para entender los mecanismos subyacentes. Proponen que la fricción dentro de la ionosfera de Júpiter, influenciada por el campo magnético del planeta, podría llevar a la formación de los vórtices observados, que a su vez impulsan los óvalos oscuros.

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