Saturno ha oficializado su ingreso al grupo de gigantes gaseosos con el descubrimiento de su primer asteroide troyano conocido, designado 2019 UO14. Este asteroide, de aproximadamente 9 millas (15 kilómetros) de diámetro, fue capturado por la gravedad de Saturno hace unos miles de años mientras vagaba por el sistema solar. Sin embargo, su órbita es inestable y se espera que se pierda en aproximadamente 1,000 años.
El descubrimiento fue posible gracias a observaciones y análisis detallados, particularmente del astrónomo Paul Wiegert de la Universidad de Western Ontario. Los asteroides troyanos son cuerpos celestes que comparten la órbita de un planeta, ubicándose ya sea delante o detrás del planeta a una separación promedio de aproximadamente 60 grados. Con este hallazgo, todos los planetas gigantes gaseosos en nuestro sistema solar ahora se sabe que tienen asteroides troyanos, quedando solo los planetas terrestres como Mercurio y Venus sin tales compañeros.
Júpiter, el planeta más grande, tiene alrededor de 10,000 troyanos conocidos, mientras que la capacidad de Saturno para retener estos asteroides se ve obstaculizada por la influencia gravitacional significativa de Júpiter, que desestabiliza los troyanos potenciales de Saturno. La identificación de 2019 UO14 marca un logro notable en la investigación astronómica, ya que los astrónomos se han preguntado por qué no había troyanos de Saturno hasta ahora.
El equipo de investigación planea investigar más a fondo las características y orígenes de 2019 UO14, con indicios preliminares que sugieren que podría haber originado del Cinturón de Kuiper, una región más allá de Neptuno poblada por cuerpos helados. Los esfuerzos futuros se centrarán en localizar más troyanos alrededor de Saturno, con estimaciones que sugieren la posibilidad de descubrir hasta 10 asteroides adicionales de más de 0.62 millas (1 km).