Rusia está realizando avances significativos en su programa nuclear con el próximo lanzamiento del reactor Brest-OD-300, un reactor rápido refrigerado por plomo. La corporación nuclear estatal Rosatom ha transportado más de 1.000 toneladas de componentes especializados para esta avanzada instalación, que se está construyendo en el Combinado Químico de Siberia en Seversk.
El proyecto, denominado "Avance" (Proryv en ruso), tiene como objetivo demostrar la tecnología de ciclo de combustible nuclear cerrado, un paso crucial hacia una gestión más sostenible de la energía nuclear. Los componentes críticos enviados, que incluyen la carcasa central y la carcasa interior para el barril de soporte del núcleo, están diseñados para operar a temperaturas de hasta 600°C, lo que exige el uso de aceros avanzados y técnicas de fabricación de alta precisión. El lanzamiento físico del reactor Brest-OD-300 está programado para 2026, con la conexión a la red eléctrica prevista para la primera mitad de 2027. Este cronograma subraya el compromiso de Rusia con el desarrollo de la próxima generación de reactores nucleares.
El proyecto "Avance" no se limita al reactor en sí, sino que también abarca módulos para la fabricación y reprocesamiento de combustible. La puesta en marcha de estos módulos está planificada para 2025-2026 para la fabricación y para 2030 para el reprocesamiento. El reactor Brest-OD-300, clasificado como un reactor de Generación IV, utilizará combustible mixto de nitruro de uranio-plutonio, derivado de subproductos del ciclo de combustible nuclear. Esta tecnología busca mejorar la seguridad inherente, ampliar las opciones de combustible nuclear y, de manera crucial, reducir la cantidad de residuos radiactivos generados.
La implementación de reactores refrigerados por plomo, como el Brest-OD-300, representa un cambio paradigmático en la seguridad y eficiencia nuclear. A diferencia de los reactores de agua ligera convencionales, los reactores refrigerados por plomo pueden operar a presiones mucho más bajas, lo que reduce el riesgo de accidentes relacionados con la pérdida de refrigerante. Además, su capacidad para utilizar combustible reprocesado y operar con un ciclo de combustible cerrado minimiza la necesidad de extracción de uranio nuevo y disminuye drásticamente el volumen y la vida útil de los residuos nucleares. Expertos en energía nuclear señalan que esta tecnología es fundamental para el futuro de la energía nuclear sostenible, permitiendo un uso más eficiente de los recursos y una gestión de residuos más segura a largo plazo. La iniciativa rusa se alinea con los esfuerzos globales para desarrollar soluciones energéticas bajas en carbono y abordar el cambio climático, posicionando a la energía nuclear como una pieza clave en la transición energética.