14 de octubre de 2024, Argentina - La energía geotérmica aprovecha el calor generado por la desintegración radiactiva de minerales bajo la corteza terrestre. Este calor se encuentra en reservorios subterráneos de agua y vapor, que pueden ser aprovechados mediante perforaciones profundas para generar electricidad.
La energía geotérmica ofrece la capacidad de generar electricidad de forma continua, a diferencia de la solar o la eólica, lo que la convierte en una opción estable para la transición energética de Argentina.
Actualmente, Argentina cuenta con siete proyectos geotérmicos ubicados en áreas geológicamente favorables como Puna, Cuyo y el norte de la Patagonia, con un potencial estimado de 300 MW que se espera que entren en operación en los próximos años.
Uno de los proyectos más avanzados es el del volcán Copahue en Neuquén, que podría generar 30 MW en su primera fase. A pesar de enfrentar cierta resistencia local, las autoridades están trabajando para asegurar la aceptación social y continuar con la construcción.
Otro proyecto importante es el del volcán Domuyo, también en Neuquén, con un potencial de hasta 100 MW y en fase de prefactibilidad técnica. Si se logran superar los desafíos actuales, estos proyectos podrían marcar un hito en la transición energética del país.
A pesar del gran potencial, el desarrollo de la geotermia en Argentina no está exento de obstáculos. El alto costo inicial de exploración y perforación ha limitado la participación de inversores privados. Para contrarrestar esto, el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar) ha impulsado estudios que buscan reducir el riesgo asociado con estas inversiones.
La aceptación social es otro desafío. En el caso del volcán Copahue, la oposición de las comunidades locales ha ralentizado el avance del proyecto. Sin embargo, con una estrategia adecuada, se espera que estos inconvenientes puedan superarse y que la energía geotérmica gane terreno en el país.
La energía geotérmica representa una gran oportunidad para Argentina en su camino hacia la sostenibilidad energética. Si se logran superar los obstáculos de inversión y aceptación social, esta fuente renovable podría jugar un rol crucial en la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles y el desarrollo económico de las regiones más remotas del país.