Tras su salida oficial de la Familia Real Británica en 2020, el Príncipe Harry, de 40 años, y Meghan Markle, de 43, se enfrentan, según informes, a dificultades financieras. Según un informe de The Sun, los expertos sugieren que los ingresos de la pareja podrían disminuir en los próximos años, mientras que los gastos siguen siendo sustanciales.
Esta evaluación surgió en el documental "Meghan y Harry: ¿Dónde fue a parar el dinero?" que se emitió en el Canal 5 en el Reino Unido. El programa examina los ingresos y gastos de la pareja, destacando que, a pesar de los lucrativos contratos de los últimos años, sus costes también son "significativos y constantes".
Desde que renunciaron a sus funciones como miembros de la realeza, los Sussex perdieron el apoyo financiero de la Corona, como el propio Harry declaró en una entrevista con Oprah Winfrey. "Mi padre literalmente me cortó el suministro financiero", explicó.
Sin este respaldo, han dependido de herencias, incluyendo los aproximadamente 10 millones de euros que la Princesa Diana dejó a su hijo, y de contratos comerciales. Los acuerdos clave incluyen un contrato de cinco años con Netflix, valorado en 100 millones de euros, que expira este año, y un contrato con Spotify por 15 millones de euros, que ya ha finalizado.
El comentarista real Norman Baker señaló: "No hay duda de que los ingresos de Meghan y Harry están disminuyendo". Añadió: "Ya han hecho los grandes movimientos que podían hacer. Ahora no les queda nada más que venderse a sí mismos".
Al mudarse a Estados Unidos, la pareja compró una residencia en Montecito, California, valorada en 14 millones de dólares, con una hipoteca de 9,5 millones de dólares. Los pagos mensuales se estiman entre 50.000 y 100.000 dólares.
Harry también financia su propia seguridad, lo que, según el ex oficial de protección real Simon Morgan, podría costar hasta 10 millones de euros anuales, dependiendo de los viajes.