La semana pasada, Meghan Markle celebró el cuarto cumpleaños de su hija Lilibet por todo lo alto. La duquesa de Sussex compartió una foto nunca antes vista del día del nacimiento de Lilibet. También publicó un video de ella misma haciendo twerking en la sala de partos junto al príncipe Harry.
La fiesta de baile improvisada tenía como objetivo inducir el parto, ya que Meghan había superado la fecha prevista. Los Sussex dieron la bienvenida a una niña sana ese mismo día. Cuatro años después, el video se ha vuelto viral.
El momento de la publicación del video es estratégico, coincidiendo con el lanzamiento de la marca de estilo de vida de Meghan. La respuesta positiva al video de twerking ha proporcionado una bienvenida publicidad gratuita. Sin embargo, no todos están contentos con la última iniciativa de la duquesa.
Los críticos en el Reino Unido han expresado su desaprobación, citando una violación de la etiqueta real. Meghan, sin embargo, no se inmuta. "Meghan está muy contenta con el video", dijo una fuente al Daily Mail. "En el Reino Unido, la reacción de todos ha sido un poco puritana, pero en todas partes, particularmente en América y especialmente entre los jóvenes, ha sido un gran éxito".
La fuente añadió que el equipo de Meghan considera el video una "victoria", impulsando las ventas. Sus nuevos productos están dirigidos al mercado estadounidense. "A Meghan no le importan los que la odian en Gran Bretaña que la llaman vulgar. Los estadounidenses pensaron que el video de twerking era hilarante y cercano".
Este enfoque "hilarante y cercano" se alinea con los planes de Meghan de lanzar su propia línea de vinos y licores. "El vino rosado es solo el primer producto de lo que ella y Netflix esperan que sea una importante gama de alcohol, que incluirá cócteles preparados y artículos de lujo como ginebra con infusión de flores", reveló la fuente.
Los nuevos productos también incluirán mermeladas, como la de fresa, y está explorando la crema de limón. Eric Schiffer, de Reputation Management Consultants, señaló que el público de Meghan es joven y estadounidense. "Meghan quiere conectar con la Generación Z, que exige momentos virales", dijo Schiffer. "No le importa el Reino Unido porque ahí no está el dinero. Los británicos tienen ciertos estándares que esperan de la realeza. A los estadounidenses no les importa. Para nosotros es una telenovela".
En esencia, Meghan ahora se centra en su público estadounidense y no se preocupa por las opiniones de la familia real británica.