Un correo electrónico de 2011 de Sarah Ferguson, la Duquesa de York, ha reavivado la controversia debido a su asociación pasada con el financiero Jeffrey Epstein. En la correspondencia, Ferguson se refirió a Epstein como un "amigo leal, generoso y supremo", una declaración que contrasta fuertemente con su posterior condena pública del mismo año. Este resurgimiento de la comunicación ha provocado la terminación de su patrocinio en varias organizaciones benéficas.
Instituciones como Julia's House, un hospicio infantil, consideraron "inapropiado" que Ferguson continuara en su rol. Otras organizaciones, incluyendo Teenage Cancer Trust, Prevent Breast Cancer y The Natasha Allergy Research Foundation, también han puesto fin a sus vínculos con la Duquesa. Estas decisiones reflejan la sensibilidad de las organizaciones benéficas ante las asociaciones que puedan comprometer su imagen pública y la confianza de sus donantes.
Según un portavoz de Ferguson, el correo electrónico fue enviado bajo asesoramiento legal, tras amenazas de una demanda por difamación por parte de Epstein. El portavoz reiteró la condena de Ferguson hacia Epstein y su pesar por su conexión pasada, enfatizando que ella se mantenía firme en su postura pública contra él y que sus pensamientos estaban con las víctimas. La duquesa, quien en marzo de 2011 había calificado su relación con Epstein como un "gigantesco error de juicio" y prometido no volver a tener contacto con él, envió este mensaje de disculpa un mes después, buscando apaciguar las amenazas legales.
La revelación de este correo electrónico ha intensificado el escrutinio sobre los vínculos de Ferguson con Epstein, subrayando los desafíos continuos para figuras públicas asociadas con redes controvertidas. La situación pone de relieve cómo las asociaciones pasadas, incluso bajo coacción, pueden tener repercusiones significativas en la reputación y las responsabilidades actuales. La rápida respuesta de las organizaciones benéficas subraya la importancia de la transparencia y la integridad en el sector, donde la confianza pública es primordial. Este incidente resalta la delicada interconexión entre la imagen pública, las decisiones personales y las repercusiones institucionales. La duquesa, conocida por su labor filantrópica y como autora de libros infantiles, ahora enfrenta un panorama donde su marca personal se ve cuestionada, afectando su capacidad para continuar en roles de patrocinio y potencialmente en otras facetas de su carrera.