En el corazón de Bucarest, se erige un edificio único de más de 130 años, conocido como Casa Doina, que es un ejemplo notable del patrimonio arquitectónico. Diseñado por el renombrado arquitecto Ion Mincu, esta estructura fue originalmente encargada por el gobierno rumano para representar al país en la Exposición Universal de 1890 en París. Aunque las dificultades financieras retrasaron su finalización, el edificio fue completado en 1892 y se convirtió en un centro para la élite de Bucarest.
El estilo arquitectónico de Casa Doina se caracteriza por elementos neorumanos elegantes, que muestran el orgullo nacional a través de motivos etnográficos y columnas esculpidas con intrincados detalles. El interior fue diseñado como un homenaje a la cultura vitivinícola rumana, con inscripciones que celebraban los viñedos más famosos del país. Esta mezcla de significado cultural y belleza arquitectónica convirtió a Casa Doina en un símbolo de prosperidad y sofisticación.
A lo largo de los años, Casa Doina ha evolucionado de ser un lugar de encuentro exclusivo para la alta sociedad a un restaurante popular accesible para todos, especialmente durante la era comunista. Sin embargo, su encanto histórico se ha mantenido, y en 2003, el establecimiento fue restaurado y transformado en el restaurante de alta gama que es hoy.
Hoy en día, Casa Doina no solo sirve platos tradicionales reinterpretados con un toque moderno, sino que también se erige como un hito culinario en Bucarest. El restaurante atrae a celebridades, políticos y empresarios, ofreciendo una experiencia gastronómica única que conecta el pasado con el presente. El famoso postre, papanași, con un precio de 44 lei, simboliza esta fusión de historia y gastronomía.
Casa Doina ejemplifica cómo la arquitectura histórica puede adaptarse a los tiempos modernos sin perder su encanto e identidad originales, convirtiéndose en una parte significativa del paisaje cultural y culinario de Bucarest.