La NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) lanzarán conjuntamente tres naves espaciales el 23 de septiembre de 2025. El lanzamiento se realizará desde el Centro Espacial Kennedy de Florida a bordo de un cohete SpaceX Falcon 9.
Las misiones, que incluyen la Sonda de Mapeo y Aceleración Interestelar (IMAP) de la NASA, el Observatorio Carruthers Geocorona de la NASA y la nave espacial SWFO-L1 de NOAA, se dirigirán al primer punto de Lagrange Tierra-Sol (L1). Este punto estratégico, ubicado a un millón de millas de la Tierra en dirección al Sol, permitirá a las naves espaciales obtener una visión sin precedentes de la actividad solar y sus efectos en el sistema solar.
La sonda IMAP actuará como un cartógrafo, explorando los límites de la heliosfera, la burbuja magnética que protege al sistema solar de la radiación interestelar. Su objetivo es analizar las partículas que fluyen hacia la Tierra desde el espacio interestelar y estudiar el viento solar y las partículas energéticas que pueden afectar la exploración espacial y la tecnología.
El Observatorio Carruthers Geocorona se centrará en la exosfera terrestre, la capa más externa de la atmósfera. Utilizando luz ultravioleta, monitoreará cómo el clima espacial solar influye en esta región, lo cual es crucial para predecir el impacto de la actividad solar en la atmósfera y los sistemas que dependen de ella. Carruthers será la primera nave espacial de tamaño pequeño (SmallSat) en operar en el punto L1 y la primera en ofrecer observaciones continuas de la exosfera desde esta perspectiva.
La misión SWFO-L1 de NOAA funcionará como un satélite operativo dedicado a la monitorización continua del clima espacial. Desde su ubicación en L1, observará la corona solar y el viento solar para detectar erupciones antes de que lleguen a la Tierra, proporcionando datos en tiempo real a los pronosticadores y ofreciendo advertencias anticipadas sobre tormentas solares.
Las tres naves espaciales se encuentran actualmente en las instalaciones de Astrotech Space Operations para sus preparativos finales, incluyendo pruebas y carga de propulsor. Este esfuerzo colaborativo entre la NASA y la NOAA busca mejorar la comprensión del Sol y su impacto en la Tierra, con el fin de optimizar los modelos predictivos y proteger la infraestructura tecnológica y la salud humana de los efectos del clima espacial.