Investigadores del Helmholtz-Zentrum Dresden-Rossendorf (HZDR) han propuesto un modelo innovador que desvela una conexión previamente subestimada entre la actividad magnética del Sol y las fuerzas de marea ejercidas por los planetas de nuestro sistema solar. Este avance científico sugiere que las alineaciones planetarias, particularmente las de Venus, la Tierra y Júpiter, que ocurren aproximadamente cada 11 años, ejercen una influencia rítmica sobre el campo magnético solar. Se teoriza que este impulso cíclico provoca fluctuaciones en la actividad solar, impactando fenómenos como las auroras y las tormentas solares que observamos en la Tierra.
El estudio, que ha refinado modelos a lo largo de una década, postula que la influencia planetaria no solo sincroniza los ciclos magnéticos del Sol, sino que también actúa como un regulador, mitigando sus manifestaciones más extremas. Esta hipótesis, conocida como la "hipótesis planetaria", ha sido objeto de debate, pero las investigaciones recientes, incluyendo el análisis de datos solares de los últimos mil años, muestran una notable concordancia entre las alineaciones planetarias y los ciclos de actividad solar. Se ha observado que la alineación de Venus, la Tierra y Júpiter cada 11.07 años coincide con el ciclo solar de 11 años, un fenómeno que científicos como Frank Stefani, autor principal del estudio, describen como un "proceso sincronizado" con un "nivel de concordancia asombrosamente alto".
Además de la sincronización del ciclo de 11 años, el modelo aborda la Oscilación Cuasi-Bienal (QBO), una fluctuación de menor período en la actividad solar. La investigación sugiere que la QBO, que se estima tiene un período de aproximadamente 1.723 años, contribuye a una disminución general de la producción solar. Esta modulación se manifiesta en la fuerza del campo magnético solar, que no mantiene su valor máximo durante períodos prolongados debido a la QBO, un efecto que conduce a una bimodalicidad en la intensidad del campo magnético solar. Este fenómeno de "amansamiento" de la actividad solar, atribuido a las mareas planetarias, podría ser una razón fundamental por la cual nuestro Sol es significativamente menos activo magnéticamente en comparación con otras estrellas similares. Se especula que esta relativa calma solar podría haber sido una condición crucial para el desarrollo y sostenimiento de la vida en la Tierra.
La investigación del HZDR también ha identificado que las fuerzas de marea de Venus, la Tierra y Júpiter activan ondas de Rossby, corrientes en forma de vórtice dentro del Sol, que a su vez modulan su actividad magnética. Estas alineaciones planetarias, que ocurren en ciclos de 118, 193 y 299 días, se correlacionan con los ciclos más cortos de Rieger observados en la actividad solar. La superposición de estos ciclos más cortos produce automáticamente el ciclo de Schwabe de 11.07 años, y el modelo incluso predice fluctuaciones a largo plazo, como el ciclo de Suess-de Vries de 193 años, basándose en el movimiento del Sol alrededor del centro de gravedad del sistema solar. Este entendimiento ampliado de los ciclos solares y su conexión con las mareas planetarias ofrece una perspectiva fascinante sobre la dinámica de nuestra estrella y sus posibles implicaciones para el clima espacial y la habitabilidad de nuestro planeta.