El planeta Tierra experimentó una significativa tormenta geomagnética entre el 8 y el 11 de agosto de 2025, originada por un agujero coronal en el Sol y catalizada por erupciones solares ocurridas el 5 de agosto. Este evento, clasificado con un nivel de actividad geomagnética G2 (moderado), con pronósticos de alcanzar G3 (fuerte), permitió la visibilidad de auroras boreales en latitudes inusualmente bajas, anticipándose su presencia en hasta 18 estados de EE. UU., desde Nueva York hasta Idaho.
Las tormentas geomagnéticas, si bien son fenómenos naturales, pueden tener diversas manifestaciones. La aparición de auroras en latitudes bajas fue una de las consecuencias más notables de este evento. Adicionalmente, estudios sugieren que estas fluctuaciones en el campo magnético terrestre podrían afectar a personas sensibles a los cambios meteorológicos, asociándose con malestar general, dolores de cabeza, variaciones en la presión arterial e insomnio. Se ha observado que estas tormentas pueden alterar la actividad del sistema nervioso autónomo y la variabilidad del ritmo cardíaco, incrementando la carga sobre el sistema cardiovascular en individuos susceptibles. Ante estos eventos, se recomienda reducir el esfuerzo físico, mantener una dieta equilibrada, hidratarse adecuadamente y practicar técnicas de relajación como la meditación y ejercicios de respiración profunda para mitigar su impacto y fortalecer la resiliencia.