"¿A qué profundidad bajo mis pies hay magma?" Esta pregunta, que muchos se hacen en el Parque Nacional de Yellowstone, ha impulsado a los científicos a profundizar en los misterios del corazón ardiente de la Tierra.
En el verano de 2020, un equipo de sismólogos, liderado por investigadores de la Universidad de Rice, utilizó un camión de 24 toneladas para crear señales sísmicas, como pequeños terremotos personalizados, en el Parque Nacional de Yellowstone. El objetivo era obtener una visión más nítida de la parte superior del reservorio de magma.
Publicados en Nature en 2025, los resultados revelaron una transición brusca que marca la parte superior de la cámara de magma a unos 3,8 kilómetros de profundidad bajo la parte noreste de la caldera, cerca del río Yellowstone. El límite tiene un grosor de menos de unos 100 metros.
El equipo también descubrió una mezcla de tres partes de burbujas de fluido supercrítico, magma y cristales minerales sólidos en la parte superior del reservorio. Este descubrimiento se alinea con los modelos geoquímicos que indican que las burbujas emergen del magma a poca profundidad.
Si bien la acumulación de burbujas puede ser un precursor de las erupciones, el sistema de magma de Yellowstone parece estable, con aproximadamente un 14% de fluido y un 86% de cristales sólidos en la capa superior. Esta configuración permite que las burbujas asciendan de manera eficiente, evitando la acumulación de presión.
Estos hallazgos ofrecen nuevas perspectivas sobre el sistema magmático de Yellowstone y demuestran el potencial para medir la acumulación de burbujas debajo de los volcanes a nivel mundial. Yellowstone sirve como un laboratorio natural, mejorando nuestra comprensión de los volcanes y sus erupciones en todo el mundo.