La búsqueda de vida más allá de la Tierra es una de las empresas científicas más ambiciosas. Un método prometedor es localizar microorganismos móviles, capaces de movimiento autopropulsado, que sirve como un fuerte indicador biológico. Si dicho movimiento es impulsado por un químico específico, se conoce como quimiotaxis.
Un equipo de investigadores alemanes ha introducido una nueva técnica simplificada para estimular el movimiento quimiotáctico en algunos de los organismos más pequeños de la Tierra. Sus hallazgos se han publicado en Frontiers in Astronomy and Space Sciences.
"Examinamos tres especies bacterianas diferentes de microbios y un arqueón, y descubrimos que todos estaban atraídos por L-Serine", explicó Max Riekeles, investigador de la Universidad Técnica de Berlín. "Este comportamiento quimiotáctico podría servir como un fuerte indicador de vida e informar futuras misiones espaciales que buscan organismos microbianos en Marte u otros cuerpos celestes."
Los microorganismos seleccionados para el estudio fueron elegidos por su resistencia en entornos hostiles. El Bacillus subtilis altamente móvil, cuando está en su forma de esporas, puede soportar condiciones extremas, sobreviviendo a temperaturas de hasta 100 °C. Otra especie, Pseudoalteromonas haloplanktis, prospera en aguas frías, capaz de cultivar temperaturas que varían de -2.5 °C a 29 °C. Mientras tanto, el Archaeon Haloferax volcanii, que comparte similitudes con bacterias pero tiene diferencias genéticas distintas, habita naturalmente entornos de alta salinidad como el Mar Muerto.
"Las bacterias y las arqueas se encuentran entre las formas de vida más antiguas de la tierra, pero exhiben mecanismos de motilidad distintos que evolucionaron independientemente", señaló Riekeles. "Al incluir a ambos grupos en nuestro estudio, mejoramos la confiabilidad de los métodos de detección de vida para la exploración espacial."
El estudio reveló que L-Serine atrajo con éxito las tres especies probadas. "El uso de H. volcanii en esta investigación amplía el rango de formas de vida que podrían identificarse a través de la detección basada en quimiotaxis, particularmente porque se sabe que las arqueas poseen sistemas quimiotácticos", explicó Riekeles. "Dado que H. volcanii prospera en condiciones altamente salinas, podría servir como un modelo excelente para la posible vida marciana."
Los investigadores desarrollaron una técnica simplificada que mejora la viabilidad para las misiones espaciales. En lugar de requerir intrincados instrumentos de laboratorio, su método se basa en una diapositiva con dos cámaras separadas por una membrana delgada. Los microbios se colocan en un lado, mientras que L-Serine se introduce al otro. "Si los microbios están vivos y móviles, nadan a través de la membrana hacia el L-Serine", explicó Riekeles. "Este enfoque es rentable, directo y no exige un poder informático extenso para el análisis."
Sin embargo, para implementar este método en una misión espacial, son necesarios ciertos refinamientos. Los investigadores destacaron la necesidad de equipos compactos y resistentes capaces de resistir los rigores de los viajes espaciales, así como la automatización para funcionar sin supervisión humana.
Si se abordan estos desafíos, el movimiento microbiano podría ayudar a identificar organismos extraterrestres, como los que potencialmente habitan en la Europa de la luna de Júpiter. "Este enfoque podría hacer que la detección de la vida sea más eficiente y rentable, lo que permite a las misiones futuras maximizar los rendimientos científicos con recursos limitados", concluyó Riekeles. "Representa una herramienta práctica para las próximas misiones de Marte y complementa otras técnicas de observación de motilidad directa."