Una investigación reciente de la Universidad de Oregón y la Universidad de California en Irvine ha descubierto cómo las bacterias dañinas desencadenan el dolor en los intestinos. El estudio se centró en Vibrio cholerae, la bacteria responsable del cólera.
Basándose en hallazgos anteriores que mostraban que esta bacteria causa contracciones intestinales en peces cebra, los investigadores examinaron los mecanismos subyacentes. Descubrieron que la respuesta proviene de cambios físicos en los intestinos en lugar de señales químicas.
A través de su análisis, el equipo observó que las células inmunitarias conocidas como macrófagos se redistribuyeron a áreas de daño tisular causadas por las bacterias. Esta interrupción en la función normal de los macrófagos conduce a una actividad no regulada en las neuronas intestinales, resultando en contracciones intestinales significativas.
El biofísico Raghu Parthasarathy destacó la naturaleza dinámica de estas células, con macrófagos moviéndose a través del pez y neuronas y músculos respondiendo activamente. Curiosamente, el sistema inmunitario de los peces cebra comparte similitudes con el de los humanos, lo que sugiere que estos hallazgos también pueden aplicarse a los intestinos humanos.
El mecanismo cumple un doble propósito: ayuda a eliminar amenazas potenciales mientras permite que las bacterias escapen más rápidamente de los competidores e infecten nuevos huéspedes. La microbióloga Karen Guillemin explicó que si los macrófagos están abordando una lesión, es lógico que los neuronas reaccionen expulsando el contenido de los intestinos.
Los investigadores destacan la necesidad de más investigaciones sobre cómo los sistemas nervioso e inmunológico colaboran para combatir infecciones y mantener la salud. Actualmente, este estudio mejora la comprensión de las respuestas intestinales a las bacterias invasoras.
Las implicaciones de estos hallazgos podrían extenderse a varios tipos de bacterias y podrían eventualmente informar tratamientos para condiciones como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Guillemin enfatizó que esta no es una conducta única de Vibrio, sino una respuesta más amplia a la invasión bacteriana.
La investigación fue publicada en mBio.