Investigadores de la Universidad de Nottingham han desarrollado un material 'biocooperativo' derivado de sangre humana, demostrando un potencial significativo para la reparación ósea. Esta innovación podría llevar a 'productos sanguíneos' regenerativos personalizados para tratar lesiones y enfermedades.
El nuevo material utiliza péptidos que facilitan procesos clave que ocurren en el cuerpo durante la curación natural de los tejidos. Estos procesos se aprovechan para crear materiales vivos que apoyan la regeneración de tejidos.
Según los investigadores, la mayoría de los tejidos en el cuerpo humano pueden regenerar pequeñas lesiones de manera efectiva. Las etapas iniciales dependen de que la sangre líquida forme un hematoma regenerativo, un microambiente rico en células cruciales que inician la regeneración.
El equipo desarrolló una metodología de autoensamblaje, mezclando péptidos sintéticos con sangre recolectada de pacientes. Esta combinación permite crear materiales que imitan el hematoma regenerativo natural, mejorando sus propiedades estructurales y funcionales.
Los materiales sintéticos se ensamblan, manipulan e imprimen en 3D con facilidad, manteniendo las características naturales del hematoma regenerativo.
Alvaro Mata, uno de los autores del estudio, declaró: 'Durante años, los investigadores han buscado formas sintéticas de crear un entorno regenerativo natural. Nuestro estudio descubrió un método que trabaja con la biología en lugar de intentar replicarla.'
Los investigadores consideran fascinante la capacidad de transformar de manera segura la sangre del paciente en implantes altamente regenerativos. 'La sangre es prácticamente gratuita y se puede obtener en volúmenes relativamente grandes directamente de los pacientes. Nuestro objetivo es crear herramientas que puedan convertir fácilmente la sangre del paciente en implantes curativos accesibles y personalizables,' añadieron.
En un estudio relacionado, investigadores de UCLA desarrollaron un sensor innovador capaz de detectar con precisión la troponina cardíaca, una proteína liberada del músculo cardíaco dañado. Este sensor emplea algoritmos de aprendizaje profundo y química innovadora que involucra nanopartículas, mejorando la detección de troponina a tan solo 0.2 picogramos por mililitro, superando las pruebas convencionales.
Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en todo el mundo, reclamando aproximadamente 19 millones de vidas al año. La detección temprana de infartos es crucial para mejorar los resultados de los pacientes y reducir las tasas de mortalidad.