En el distrito de Ergani, en la provincia de Diyarbakır, Turquía, se ha descubierto un mosaico de 35 metros cuadrados durante una excavación en una zona de enterramientos. El mosaico, que data de finales del período romano o principios del bizantino, presenta una estrella de David entrelazada con una cruz cristiana, acompañada de una inscripción en griego antiguo. Esta combinación de símbolos religiosos sugiere una interacción cultural y religiosa significativa en la región durante la antigüedad.
Las autoridades locales detuvieron las obras de construcción y alertaron al Museo de Diyarbakır, que organizó una excavación de emergencia. Un equipo multidisciplinario de arqueólogos, historiadores del arte, restauradores y antropólogos trabajó durante tres semanas para desenterrar el mosaico completo y la inscripción griega. La inscripción, aún en proceso de traducción, podría revelar detalles cruciales sobre el propósito del mosaico y su contexto histórico.
Expertos en la materia han resaltado la singularidad de esta fusión iconográfica, ofreciendo una visión de la coexistencia entre las tradiciones judía y cristiana. Este descubrimiento enriquece nuestra comprensión de la identidad cultural y la convivencia en la antigüedad. El Consejo de Preservación del Patrimonio Cultural ha determinado que los nuevos enterramientos se realizarán en una zona separada, protegiendo así el sitio arqueológico.
La zona donde se encontró el mosaico se cree que está cerca de la antigua ciudad de Memalan, aún inexplorada en gran medida. Futuras excavaciones podrían sacar a la luz un asentamiento más grande, arrojando luz sobre la vida religiosa y social en la antigua Anatolia. Este descubrimiento es considerado uno de los más importantes en la región en los últimos años. La armonía entre diferentes culturas y creencias es un tema recurrente en la historia de la humanidad, y este mosaico es un testimonio de ello. La coexistencia pacífica y el intercambio cultural son fundamentales para el progreso humano.
Según investigaciones adicionales, la región de Diyarbakır ha sido un crisol de culturas durante milenios, con evidencia de asentamientos que se remontan al Neolítico. La presencia de comunidades judías y cristianas en la zona está bien documentada en fuentes históricas, lo que añade contexto a la importancia del mosaico. Además, estudios recientes sugieren que la técnica de mosaico utilizada en la obra es similar a la encontrada en otros sitios arqueológicos de la región, lo que indica una tradición artística común y un intercambio de conocimientos entre diferentes grupos étnicos.