Se ha descubierto una mutación que permite a los insectos resistir los ataques químicos en el genoma de la chinche común (Cimex lectularius).
Tras la Segunda Guerra Mundial, los insecticidas como el DDT controlaron eficazmente estas plagas. Sin embargo, las chinches han resurgido desde el milenio, mostrando resistencia a toxinas potentes.
Una investigación del Instituto Politécnico de Virginia y la Universidad Estatal revela la razón detrás de esta resistencia. Se recogieron muestras de 134 poblaciones únicas de C. lectularius en 22 estados de EE. UU. y 4 provincias canadienses entre 2008 y 2022.
El análisis genético identificó una mutación puntual que causa una sustitución de aminoácidos en las vías químicas del sistema nervioso. "Cuando volvimos atrás y examinamos a varios individuos de las dos poblaciones, todos tenían las mutaciones", dice Booth.
Esta mutación, conocida como la mutación del gen A302S Rdl, está asociada con la resistencia al dieldrín en cucarachas y otros insectos. El dieldrín, un insecticida desarrollado en la década de 1940, comparte una composición similar con el fipronil, un insecticida actual utilizado contra pulgas y cucarachas.
Las cucarachas alemanas con la mutación del gen Rdl desarrollaron resistencia tanto al dieldrín como al fipronil. Los investigadores encontraron que lo mismo se aplica a las chinches, pero el momento de este desarrollo sigue sin estar claro.
"No sabemos si esa mutación es nueva y surgió después de eso, o en ese período de tiempo, o si estaba ocurriendo en poblaciones hace 100 años", dice Booth. Las chinches tuvieron una amplia exposición a los ciclodienos como el dieldrín antes de su interrupción en la década de 1990.
El fipronil se sigue utilizando en los tratamientos antipulgas para mascotas. Al secuenciar los genes de la chinche común, los investigadores pretenden comprender esta línea de tiempo evolutiva mediante un análisis más profundo de muestras de diversos lugares y períodos de tiempo.