El ocre rojo, un pigmento natural de la tierra, ha desempeñado un papel significativo en la historia humana, que data de entre 500,000 y 330,000 años. La evidencia arqueológica indica que los primeros Homo sapiens utilizaron este material de manera extensa para la decoración corporal, prácticas rituales y posiblemente incluso innovaciones tecnológicas.
Rimtautas Dapschauskas, un experto en la Universidad de Tübingen y la Universidad de Heidelberg, afirma: "El uso de ocre es tan antiguo, al menos tan antiguo como nuestra especie misma." Su estudio de 2022 identificó el uso de ocre en varios sitios de África del Sur y del Este, sugiriendo una práctica cultural que se volvió generalizada hace aproximadamente 160,000 años.
La durabilidad y el tono vibrante del pigmento lo convirtieron en una opción preferida sobre otros colores, con evidencia que indica que los pueblos antiguos viajaban distancias significativas, más de 100 kilómetros, para obtener ocre rojo de alta calidad. Dapschauskas señala: "Vemos a lo largo de muchas, muchas generaciones que la gente prefería tonos rojos de sangre sobre el marrón, el naranja, el blanco o el manganeso negro."
Curiosamente, un sitio en Sibudu, Sudáfrica, reveló que las personas prehistóricas creaban un líquido a partir de ocre rojo mezclado con leche de bóvido, lo que sugiere un significado ritual para el pigmento. Dapschauskas plantea la pregunta de por qué se utilizarían tales recursos de esta manera durante un tiempo de escasez.
A medida que Homo sapiens migraron fuera de África hace aproximadamente 60,000 a 70,000 años, llevaron su afinidad por el ocre a través de Eurasia y Australasia. El uso de ocre rojo continuó en el arte rupestre, donde se empleó para representaciones no figurativas y luego figurativas.
Investigaciones indican que el rojo evoca fuertes respuestas psicológicas, influyendo en la señalización social y la selección de pareja tanto en humanos como en primates. Dapschauskas sugiere que la atracción inicial por el pigmento rojo puede derivar de un efecto psicológico antiguo relacionado con sus propiedades de señalización. "Hay algo realmente profundo evolutivo en juego," concluye.