Investigadores de la Universidad de Chicago y Harvard están liderando un esfuerzo renovado para hacer que Marte sea habitable. Su plan gradual propuesto, detallado en un reciente artículo de Nature Astronomy, describe estrategias innovadoras para la terraformación del Planeta Rojo. El plan aborda los principales obstáculos para la habitabilidad: la falta de una atmósfera gruesa y respirable y las temperaturas gélidas del planeta.
Enfoque en tres fases
La fase inicial implica el uso de técnicas de ingeniería climática abiótica para calentar la superficie marciana. Esto incluye el despliegue de velas solares reflectantes, la dispersión de nanopartículas o la colocación de baldosas de aerogel para aumentar la temperatura de la superficie en al menos 30 grados Celsius (86 grados Fahrenheit). Este calentamiento derretiría el hielo subterráneo y liberaría dióxido de carbono atrapado, engrosando la atmósfera y potencialmente soportando agua líquida estable.
La segunda fase se centra en la introducción de microbios extremófilos, probablemente anaeróbicos y modificados genéticamente, para sobrevivir en las duras condiciones de Marte. Estos microorganismos iniciarían la sucesión ecológica produciendo oxígeno y materia orgánica, alterando gradualmente la química del planeta.
En última instancia, el objetivo a largo plazo es crear un Marte con agua líquida estable, oxígeno respirable y un ecosistema próspero. Si bien la terraformación completa puede llevar siglos o milenios, estos pasos iniciales podrían allanar el camino para futuros asentamientos humanos y la propagación de la vida más allá de la Tierra.
Los investigadores enfatizan que las tecnologías desarrolladas para la terraformación de Marte, como los cultivos resistentes a la desecación y el modelado mejorado de ecosistemas, también podrían beneficiar a la Tierra. Las próximas misiones a la superficie de Marte en 2028 o 2031 deberían incluir experimentos a pequeña escala para probar estrategias de terraformación, como el calentamiento de regiones localizadas.