El departamento de Val-d'Oise, en la periferia de París, fue golpeado por un tornado de inusual violencia el lunes 20 de octubre de 2025. Este fenómeno meteorológico, cuya aparición es estadísticamente rara en la región, se desató aproximadamente a las 17:45 horas (hora local), dejando una víctima mortal confirmada y múltiples heridos. La fuerza destructiva del torbellino causó un daño estructural considerable, siendo el incidente más impactante el colapso de varias grúas de construcción en el área cercana a Ermont, identificada como el epicentro del desastre.
La víctima fatal fue un joven trabajador de la construcción de 23 años que perdió la vida en el lugar de la obra al ceder las estructuras metálicas. Las autoridades confirmaron que, además del lamentable deceso, nueve personas resultaron lesionadas. El balance de heridos fue preocupante: cuatro de ellos sufrieron lesiones críticas que comprometían su estado de salud, mientras que los cinco restantes se encontraban en condición grave. Ante la emergencia, el Ministro del Interior francés, Laurent Nunez, expresó su solidaridad y describió el suceso como un tornado de "intensidad súbita y poco común", destacando el apoyo a los equipos de rescate y a la población afectada.
La magnitud de la crisis quedó reflejada en las cifras de asistencia: la prefectura de Val-d'Oise registró más de 700 llamadas de auxilio en las horas posteriores al evento. La devastación se extendió por cerca de diez distritos, con Ermont sufriendo las consecuencias más severas. El vendaval no solo derribó las grúas, sino que también arrancó tejados de numerosas viviendas, desarraigó árboles y provocó interrupciones masivas en el suministro eléctrico, afectando a un total de 1,700 hogares.
La respuesta de los servicios de emergencia fue inmediata y contundente. Se movilizó un amplio contingente de personal, incluyendo aproximadamente 80 bomberos y 50 agentes de policía. Estos equipos trabajaron sin descanso para gestionar la situación de emergencia, despejar las vías de circulación que habían quedado obstruidas por escombros y, de manera crucial, establecer refugios provisionales en Ermont para acoger a los residentes que habían sido desplazados de sus hogares debido a los daños.
Desde el punto de vista científico, los expertos en meteorología han teorizado sobre el origen de este evento. Sugieren que el tornado se formó a lo largo de una línea de convergencia, resultado del encuentro entre cimientos atmosféricos inestables y masas de aire húmedo que se desplazaban sobre el territorio del norte de Francia. La aparición de tormentas rotatorias de tal calibre es, estadísticamente, extremadamente infrecuente en la región de Île-de-France, lo que subraya la naturaleza excepcional y anómala de lo ocurrido. Este suceso ha puesto en relieve la necesidad de una reevaluación colectiva de la resiliencia de la infraestructura local y la planificación de la respuesta ante la posible intensificación de fenómenos meteorológicos extremos.