Una ola de calor de dos semanas que afectó a Noruega, Suecia y Finlandia en julio de 2025 fue aproximadamente 2°C más calurosa y diez veces más probable debido al cambio climático provocado por el hombre, según un análisis de World Weather Attribution (WWA). El calor extremo impactó significativamente a los países nórdicos. Finlandia experimentó más de 22 días consecutivos con temperaturas superiores a los 30°C, una duración sin precedentes en su historial registrado. Noruega registró temperaturas superiores a los 30°C durante 13 días en el Círculo Polar Ártico, una desviación sustancial de los patrones climáticos típicos de julio. En Suecia, localidades como Haparanda y Jokkmokk experimentaron olas de calor durante 14 y 15 días consecutivos, respectivamente, las más largas registradas en más de 100 años en esas áreas.
Los investigadores de WWA enfatizaron que estas temperaturas extremas son una consecuencia directa del cambio climático, que está alterando los sistemas de salud pública y la infraestructura. La infraestructura de la región, diseñada para climas fríos, se vio sometida a una presión considerable, con hospitales que experimentaron sobrecalentamiento y saturación, lo que llevó a la cancelación de cirugías programadas. Las noches tropicales, con temperaturas que no descienden de los 20°C, se volvieron más comunes, con una estación en el norte de Suecia registrando 10 de estas noches seguidas, lo que representa un desafío particular para la recuperación del cuerpo. La vida silvestre también se vio afectada, con renos buscando refugio en las ciudades y ganaderos advirtiendo que los animales estaban al borde de la muerte debido al calor y la sequía. Estos eventos extremos también crearon condiciones favorables para incendios forestales y la proliferación de floraciones de algas tóxicas. Los científicos advierten que si el calentamiento global alcanza los 2.6°C para 2100, las olas de calor como esta se volverán cinco veces más frecuentes y 1.4°C más calurosas que las actuales. El análisis también reveló que el aumento de 0.2°C en el calentamiento global desde una ola de calor similar en 2018 ha duplicado la probabilidad de que ocurran tales eventos.