Científicos han documentado una significativa disminución en las vocalizaciones de las ballenas azules y rorcuales comunes en el Pacífico Norte, especialmente en el Ecosistema de la Corriente de California (CCE). Este fenómeno, observado durante seis años mediante hidrófonos submarinos, se correlaciona con la prolongada ola de calor marina conocida como "El Blob". Este evento de calentamiento anómalo, iniciado en 2013, elevó las temperaturas oceánicas varios grados por encima del promedio, propiciando floraciones de algas nocivas. Estas floraciones, de toxicidad sin precedentes, impactaron severamente la red alimentaria del CCE, diezmando las poblaciones de krill, principal sustento de las ballenas azules. La escasez de krill ha forzado a las ballenas azules a invertir más energía en la búsqueda de alimento, lo que se considera la causa principal de la reducción en sus cantos.
Las ballenas azules, los mamíferos más grandes del planeta, dependen casi exclusivamente del krill. Los rorcuales comunes, aunque con una dieta más variada, también se ven afectados. Un estudio publicado en PLOS ONE revela que los cantos de las ballenas azules disminuyeron en un 40% durante el período de observación. Este patrón subraya los efectos ecológicos en cascada del cambio climático en la vida marina. Investigaciones adicionales indican que mientras las ballenas azules y los rorcuales comunes sufren por la falta de krill, las ballenas jorobadas, con una dieta más diversa que incluye sardinas y anchoas, han mostrado mayor resiliencia. De hecho, los cantos de las ballenas jorobadas aumentaron durante el mismo período, sugiriendo una mejor adaptación a las cambiantes condiciones del ecosistema. La drástica reducción en las vocalizaciones de las ballenas azules no es solo una preocupación científica, sino una señal de alerta sobre la salud general de los océanos. La disminución de sus cantos es un indicador de la alteración de la cadena alimentaria y del deterioro de la salud oceánica debido al cambio climático. Estos hallazgos enfatizan la vulnerabilidad de estos majestuosos mamíferos marinos ante las anomalías inducidas por el clima y la necesidad crítica de continuar con los esfuerzos de monitoreo y conservación para comprender y mitigar los impactos a largo plazo en los ecosistemas marinos.