En 2025, el hielo marino antártico alcanzó niveles récord de baja extensión, lo que generó serias preocupaciones ecológicas y climáticas. Los datos satelitales revelaron que la extensión del hielo marino en febrero de 2025 fue aproximadamente un 34% inferior al promedio de ese mes, marcando el nivel más bajo en los últimos 45 años.
Esta importante reducción del hielo marino tiene graves consecuencias para los ecosistemas y el sistema climático global. A medida que el hielo marino desaparece, la capa de hielo antártica pierde su protección, lo que contribuye al aumento del nivel del mar y perturba los hábitats de pingüinos y focas, lo que podría desestabilizar todo el ecosistema en el Océano Austral.
Esta situación subraya la urgente necesidad de una acción global para abordar el cambio climático, centrándose en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la protección del delicado equilibrio del medio ambiente antártico. La continua disminución del hielo marino es un crudo recordatorio de los impactos de gran alcance del cambio climático. En Latinoamérica, este fenómeno es particularmente relevante dado el impacto que el cambio climático tiene en la región, con fenómenos como el aumento del nivel del mar y la alteración de los patrones climáticos que afectan a países como Argentina, Chile y Perú.