En Copenhague, Dinamarca, aproximadamente 10,000 esquiadores participan anualmente en el 'esquí seco' en CopenHill, una singular pista de esquí urbana construida sobre una planta de incineración de residuos. Inaugurada en 2019, esta instalación cuenta con una pista sintética de 400 metros diseñada para imitar las condiciones de nieve, atrayendo tanto a locales como a turistas que desean esquiar durante todo el año.
A medida que el mundo enfrenta los impactos del cambio climático, las estaciones de esquí tradicionales están experimentando temporadas de nieve más cortas. La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. informa que la temporada de nieve se ha reducido en más de 15 días desde 1955. Un estudio reciente prevé que para 2050, la demanda de producción de nieve artificial podría aumentar entre un 55% y un 97% debido a la disminución de las nevadas naturales.
Estaciones como Tremblant en Quebec han invertido significativamente en pistas secas como una alternativa a las condiciones climáticas impredecibles. El auge del esquí seco, que comenzó en la década de 1950, está siendo revitalizado con más de 1,000 pistas secas ahora en funcionamiento en todo el mundo, en gran parte debido a las condiciones climáticas cambiantes.
Los expertos sugieren que las pistas secas podrían ser clave para mantener el esquí como un deporte viable en el futuro, especialmente en regiones de menor altitud donde la cobertura de nieve natural se vuelve menos confiable. A medida que los esquiadores se adaptan a estas superficies artificiales, hay un creciente interés en su potencial para mejorar las habilidades de esquí y prolongar la temporada de esquí.