La temporada de huracanes del Atlántico se ha intensificado con el huracán Helene, que tocó tierra en la región de Big Bend de Florida el 26 de septiembre como un huracán de categoría 4. Esta poderosa tormenta ha devastado seis estados en el sureste de EE.UU., resultando en al menos 200 muertes.
Tras Helene, los meteorólogos advierten a los residentes de Florida sobre condiciones oceánicas peligrosas, incluidos corrientes de resaca que amenazan la vida, mientras se desarrollan sistemas de tormentas adicionales en el Atlántico y el Golfo de México. El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) ha emitido pronósticos de tiempo peligroso, desaconsejando entrar al océano a lo largo de las costas del estado.
Las corrientes de resaca pueden ocurrir incluso cuando las tormentas están a cientos de millas de distancia, lo que representa riesgos significativos para los bañistas. Además, se esperan fuertes lluvias en gran parte de Florida, con algunas áreas anticipando hasta 30 centímetros, lo que podría complicar los esfuerzos de ayuda en curso para el huracán Helene.