El coral sol invasor continúa representando una amenaza significativa para los ecosistemas marinos de Brasil. Detectados por primera vez en la década de 1980, estos corales, particularmente Tubastraea coccinea y T. tagusensis, se propagan rápidamente, impactando a las especies nativas y la biodiversidad.
En marzo de 2025, el regulador ambiental de Brasil, Ibama, autorizó a Petrobras a remover coral sol de una plataforma en la cuenca de Foz do Amazonas. La inspección, realizada en diciembre de 2024, reveló la presencia de la especie invasora en el casco de la plataforma ODN II NS-42 de Foresea. La remoción está planeada para ocurrir en la Bahía de Guanabara, Río de Janeiro, antes de que la plataforma proceda al Margen Ecuatorial.
La capacidad del coral sol para regenerarse a partir de pequeños fragmentos contribuye a su rápida propagación. Los esfuerzos para manejar y controlar la invasión incluyen la remoción manual y el uso de hidrogeles aplicados por drones submarinos. Estos métodos apuntan a reemplazar técnicas menos efectivas y potencialmente dañinas como cinceles y martillos.