Las recientes expediciones científicas llevadas a cabo en la región de Mangystau, Kazajistán, han revelado formaciones paisajísticas impresionantes que constituyen una prueba directa e irrefutable de la existencia del vasto Océano Tetis. Estos cañones pintorescos y laderas de múltiples capas, cuya antigüedad se remonta a millones de años, ofrecen a los investigadores un registro geológico detallado de épocas pasadas. El trabajo, dirigido por la experta Gaukhar Yesirkepova, ha permitido documentar evidencias sedimentarias claras del periodo en que este territorio se encontraba sumergido bajo las aguas del mar prehistórico.
El Monte Bokty, un ícono de Kazajistán, exhibe una estratificación simétrica y multicolor, compuesta principalmente de piedra caliza cretácica. Esta estructura es el resultado directo de los procesos de sedimentación marina ancestral. Tales testimonios grabados en la roca ilustran el ciclo incesante de transformación planetaria. Los cañones de Kyzylkum, apodados así por su parecido con un postre de múltiples capas, reflejan la prolongada actividad geológica que moldeó la zona. Estos patrones son un recordatorio de que incluso las estructuras más estables son meras manifestaciones temporales del movimiento perpetuo de la materia.
El desfiladero de Ybyzty-sai merece una atención especial. Sus paredes de piedra caliza están marcadas por una estructura alveolar, similar a un panal de abejas. Estas texturas han conservado huellas de organismos marinos y minerales que se depositaron hace más de 40 millones de años. Estos hallazgos contribuyen significativamente a la reconstrucción de la paleogeografía de la cuenca del Tetis.
Es sabido que el Océano Tetis existió durante aproximadamente mil millones de años, separando los supercontinentes de Gondwana y Laurasia. Este océano, bautizado en 1893 por el geólogo austriaco Eduard Suess en honor a Tetis, la diosa griega del mar, fue un elemento crucial en la división de Pangea. Hoy en día, grandes masas de agua como el Mediterráneo, el Mar Negro y el Caspio son considerados relictos de este antiguo y gigantesco cuerpo de agua.
En el cercano Valle de Torysh, ubicado en lo que fue el fondo marino del antiguo océano, se pueden encontrar esferas de piedra, conocidas como concreciones, que alcanzan diámetros de hasta 4 metros. La edad de estas formaciones se estima entre 40 y 60 millones de años, coincidiendo plenamente con el período de existencia del Tetis. El estudio de estas estructuras permite comprender que los continentes actuales son el resultado de un proceso de divergencia monumental, donde las profundidades marinas dan lugar a cadenas montañosas imponentes, como los Alpes y el Himalaya.
Estos paisajes de Kazajistán representan momentos congelados de una interacción planetaria grandiosa, invitándonos a una reflexión más profunda sobre nuestro lugar en esta cadena continua de la existencia. Los investigadores insisten en que la preservación y el estudio de estos monumentos naturales son esenciales para comprender la magnitud de la evolución de la Tierra y su impulso creativo infinito. La geóloga Gaukhar Yesirkepova lo expresa poéticamente: “Cada estrato es la música del tiempo. El océano se fue, pero su canción resuena en la piedra”.