El Ártico está experimentando cambios acelerados debido a la atlantificación, la creciente intrusión de agua atlántica más cálida y salada. Este fenómeno se está intensificando en 2025, lo que lleva a una pérdida significativa de hielo marino y perturbaciones en los delicados ecosistemas del Ártico.
Estudios recientes, incluida la investigación de la Universidad de Alaska Fairbanks, indican que la atlantificación ahora está afectando a la cuenca amerasiática. Este proceso debilita el gradiente de salinidad en las capas superiores del agua del Océano Ártico y acelera el calentamiento, lo que reduce aún más la formación de hielo marino.
La intrusión de agua atlántica está causando un ciclo de retroalimentación positiva: se forma menos hielo marino en invierno y se derrite más en verano. Esto tiene consecuencias de gran alcance para el sistema climático global, impactando la circulación oceánica y los patrones climáticos en todo el mundo.