En el corazón palpitante de la naturaleza filipina, concretamente en la Reserva Geológica de Masungi (Masungi Georeserve), ubicada en Baras, Rizal, ha tenido lugar un hallazgo que obliga a reevaluar los límites de la persistencia biológica. Investigadores han confirmado la reaparición de la especie vegetal *Exacum loheri*, un organismo que la comunidad científica no había registrado desde la década de 1890. Esta es la primera observación documentada en más de un siglo. Los resultados de este importante descubrimiento han sido difundidos a través de la prestigiosa publicación "Philippine Journal of Science".
La singularidad de *Exacum loheri* reside en su particular biología, desafiando las nociones tradicionales sobre el reino vegetal. Se trata de una planta micohéterotrofa, lo que implica una ausencia total de clorofila. Al carecer de la capacidad de realizar la fotosíntesis, su supervivencia depende exclusivamente de complejas relaciones simbióticas con hongos subterráneos, de los cuales obtiene todos los nutrientes vitales. Históricamente, esta especie era conocida bajo la denominación de *Cotylanthera loheri* y fue recolectada inicialmente por el botánico suizo August Loher en el año 1895. Actualmente, la Reserva de Masungi constituye el único hábitat conocido para esta población extremadamente rara y, presumiblemente, en grave peligro de extinción.
El hallazgo se produjo de manera fortuita por científicos de la Universidad de Filipinas Diliman y la Universidad de Filipinas en Manila. Estos equipos se encontraban realizando un estudio de caracoles en la zona conocida como los «600 escalones» dentro de la reserva. La falta de clorofila en la planta se correlaciona directamente con la formación de tallos enanos y delgados, y con raíces de tipo tuberosa, rasgos distintivos de las especies micohéterotrofas. Los investigadores especificaron que el espécimen fue localizado sobre un suelo de piedra caliza similar al humus, cerca de un canal de agua dulce, un detalle que subraya la complejidad ecológica inherente a los ecosistemas de Masungi.
Este redescubrimiento actúa como un poderoso catalizador para la concienciación sobre la importancia crítica de preservar ecosistemas únicos. Masungi Georeserve, famoso por su paisaje kárstico, ya sirve de refugio a cientos de especies raras, incluyendo endemismos notables como el árbol Bagawak-Morado y el caracol Masungi. Desde 2017, la Fundación Masungi ha llevado a cabo labores de restauración en más de 2000 hectáreas de terrenos forestales, logrando plantar 68,000 árboles nativos. El caso de *Exacum loheri* refuerza la posición de Masungi como un componente irremplazable de la biodiversidad global y nos recuerda el delicado equilibrio que sustenta la vida en esta región, la cual es crucial para el suministro de agua de hasta 20 millones de personas en Metro Manila.
