Una innovadora plataforma interactiva, el Atlas Global de Flora, está transformando el estudio de la flora mundial desde su inauguración en 2025. Este proyecto pionero fusiona inteligencia artificial (IA) con archivos científicos para proporcionar información detallada sobre más de 30.000 especies de plantas. La información se presenta a través de un mapa interactivo accesible globalmente.
El atlas es el resultado de una colaboración internacional que involucra a 100 socios de 36 países, quienes han aportado una extensa colección de especímenes de herbario. Estos especímenes, que consisten en plantas secas y prensadas, ahora están disponibles gratuitamente para el público. Instituciones como el Centro de Referencia en Información Ambiental (CRIA) en Campinas, São Paulo, Brasil, han sido fundamentales, aportando más de 6.800 especímenes catalogados, incluyendo especies urbanas comunes como el ipê amarillo.
El CRIA, una organización sin fines de lucro fundada en 2000, se dedica a facilitar el acceso a la información sobre la biodiversidad brasileña mediante sistemas de información, bases de datos y aplicaciones. La integración de la IA en la investigación de la biodiversidad está demostrando ser una herramienta poderosa. Estudios recientes, como uno de la Universidad McGill, sugieren que la IA puede acelerar el descubrimiento de especies y mejorar el seguimiento de ecosistemas, aunque su aplicación actual en las brechas de conocimiento sobre biodiversidad es todavía limitada.
La capacidad de la IA para analizar grandes volúmenes de datos permite la creación de mapas de distribución de especies con una precisión sin precedentes, superando métodos anteriores. Proyectos que combinan datos de ciencia ciudadana con modelos de aprendizaje profundo, como Deepbiosphere, han alcanzado una precisión del 89% en la identificación de especies, una mejora significativa respecto a técnicas previas.
Los especímenes de herbario, que forman la base de este atlas, son fuentes de información irremplazables. Son esenciales para estudios de taxonomía, sistemática, ecología y biología de la conservación, proporcionando el registro más fiable de la distribución original de una planta. Esta información es vital para comprender los cambios en las poblaciones vegetales a lo largo del tiempo, especialmente en respuesta a la pérdida de hábitat y el cambio climático.
La digitalización y accesibilidad de estos especímenes, facilitada por iniciativas como el atlas, democratiza el conocimiento botánico. El Atlas Global de Flora no solo enriquece la educación ambiental, permitiendo a los usuarios explorar detalles sobre usos, historia y características de cada especie, sino que también tiene el potencial de influir en las políticas públicas de preservación ambiental. Al consolidar esta información, se facilita la identificación de especies en peligro y se apoyan las decisiones para la conservación de la flora global.