Durante casi dos milenios, China ha sido gobernada por una poderosa autoridad central. Qin Shi Huang, el primer emperador de China, gobernó desde el 247 a.C. hasta el 221 a.C., estableciendo un estado chino unificado.
En 1974, los arqueólogos hicieron un descubrimiento notable: la tumba de Qin Shi Huang. Incluía un vasto ejército de terracota de 8.000 soldados, carros y caballos. Sin embargo, la tumba en sí permanece sin abrir.
Los investigadores dudan en entrar en la tumba debido a escritos antiguos que detallan trampas. Estas incluyen ballestas, flechas y piscinas de mercurio. La construcción de la tumba tenía como objetivo proteger al emperador y sus tesoros.
El historiador antiguo Sima Qian describió estas defensas en el siglo II a.C. Estudios modernos confirman la presencia de mercurio. El mausoleo está ubicado en el distrito de Lintong, Xi'an, Shaanxi, China. Fue descubierto en marzo de 1974.
El legado de Qin Shi Huang continúa influyendo en la China moderna. Unificó el país, estableciendo un idioma común, una moneda e infraestructura. Su mausoleo, un complejo de 54 kilómetros cuadrados, refleja su importancia.
Las elaboradas defensas de la tumba, incluida la posible contaminación por mercurio, disuaden la exploración. El miedo a desatar trampas antiguas mantiene la tumba sellada, preservando sus secretos.