Se detectan señales de radio anómalas bajo el hielo antártico que desafían los modelos físicos

Editado por: Tetiana Martynovska 17

Científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania y otras instituciones han informado de la detección de señales de radio inusuales bajo el hielo antártico utilizando el experimento Antarctic Impulsive Transient Antenna (ANITA).

Estas señales desafían los modelos establecidos de la física de partículas, lo que podría indicar la existencia de partículas o interacciones previamente desconocidas. El experimento ANITA utiliza globos de gran altitud equipados con detectores de radio para capturar las ondas de radio emitidas cuando los rayos cósmicos interactúan con la atmósfera.

Las ondas de radio detectadas parecían originarse desde debajo del horizonte, una orientación que la física actual no puede explicar. Esto sugiere que las señales pueden haber viajado a través de miles de kilómetros de roca, un viaje que debería haberlas hecho indetectables.

Stephanie Wissel, profesora asociada de Penn State, explicó que las ondas de radio se detectaron en ángulos pronunciados, aproximadamente 30 grados por debajo de la superficie del hielo.

Los cálculos indican que la señal anómala habría tenido que atravesar miles de kilómetros de roca. Esto debería haber absorbido la señal de radio, haciéndola indetectable.

El equipo continúa investigando estas anomalías para comprender mejor sus orígenes e implicaciones para la física de partículas. El experimento ANITA se encuentra en la Antártida para minimizar la interferencia de la señal.

El detector aerotransportado en globo vuela sobre extensiones de hielo para capturar señales de emisión, conocidas como duchas de hielo. Los investigadores diferencian entre duchas de hielo y de aire para determinar los atributos de las partículas.

Las señales se rastrean hasta su origen, de forma similar a una pelota que rebota de forma predecible. Sin embargo, los hallazgos recientes no se pueden rastrear de esta manera, ya que el ángulo es más pronunciado de lo previsto.

Los investigadores analizaron datos de múltiples vuelos de ANITA, comparándolos con modelos y simulaciones. Cruzaron las señales con datos del experimento IceCube y el Observatorio Pierre Auger.

Fuentes

  • News Directory 3

  • Penn State News

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