El turismo en la Antártida experimentó un aumento dramático, con casi 125.000 visitantes durante la temporada 2023-2024, un salto significativo desde los 8.000 de mediados de la década de 1990.
Las proyecciones estiman que el número anual de turistas podría alcanzar los 452.000 para 2033-2034, principalmente visitando la Península Antártica a través de cruceros. Este crecimiento plantea serias preocupaciones ambientales, especialmente en lo que respecta al impacto en la fauna y flora únicas de la región.
Ante esta situación, la Reunión Consultiva del Tratado Antártico (ATCM) ha formado un grupo de trabajo para regular el turismo y mitigar impactos como la perturbación de la vida silvestre y la contaminación. Países como Argentina y Chile, con importantes intereses en la Antártida, están particularmente interesados en encontrar un equilibrio entre el desarrollo turístico y la protección del medio ambiente.
La Asociación Internacional de Operadores Turísticos de la Antártida (IAATO) desempeña un papel clave en la promoción del turismo responsable en la Antártida. Los miembros de IAATO se adhieren a estrictas directrices operativas para minimizar el impacto ambiental. Estas directrices incluyen la limitación del número de visitantes en un sitio, la garantía de una gestión adecuada de los residuos y la prevención de la perturbación de la vida silvestre. IAATO también enfatiza la importancia de educar a los visitantes sobre el medio ambiente antártico y su fragilidad. Las mejores prácticas promovidas por IAATO incluyen sesiones informativas previas al viaje para los pasajeros, procedimientos operativos detallados específicos del sitio y el monitoreo regular de los impactos ambientales. Las declaraciones de IAATO destacan consistentemente la necesidad de prácticas turísticas sostenibles para proteger el ecosistema único de la Antártida. El turismo sostenible es fundamental para preservar este tesoro natural para las futuras generaciones.