El aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) es un animal llamativo nativo de Sudamérica, con su hábitat principal en Brasil. Este cánido, un símbolo del Cerrado, destaca por su elegante estatura, su pelaje rojizo y sus largas patas. Estas características despiertan la curiosidad de investigadores, ambientalistas y entusiastas de la vida silvestre por igual.
A pesar de su nombre, el aguará guazú no está estrechamente relacionado con los lobos del hemisferio norte. Pertenece a su propio género, Chrysocyon, que significa "perro dorado" en griego. Es el único representante de este linaje, lo que lo convierte en un animal único en el mundo.
Las patas extremadamente largas del aguará guazú son una de sus características definitorias, que cumplen un propósito práctico. Facilitan el movimiento a través de la vegetación alta y densa del Cerrado. Estas patas permiten al animal caminar largas distancias y detectar presas más fácilmente.
A diferencia de muchos cánidos, el aguará guazú no vive en manadas. Es un animal solitario que ocupa grandes territorios, de hasta 30 km². El contacto entre machos y hembras ocurre principalmente durante la temporada de reproducción.
Con hábitos predominantemente crepusculares y nocturnos, el aguará guazú es más activo durante el crepúsculo, la noche y temprano en la mañana. Este comportamiento está relacionado con el clima del Cerrado, que es muy caluroso durante el día. También ayuda al lobo a evitar encuentros con depredadores y humanos.
El aguará guazú es un omnívoro con una dieta sorprendentemente diversa. Se alimenta de pequeños roedores, aves, anfibios, insectos y frutos nativos. La fruta de lobeira es una fuente de alimento bien conocida. Proporciona energía y ayuda a proteger contra los parásitos intestinales.
A diferencia de los lobos tradicionales, el aguará guazú no aúlla. Su principal forma de vocalización es un "ladrido largo", también conocido como rugidos o gruñidos profundos. Estos sonidos comunican presencia, atraen a las parejas durante el período reproductivo o mantienen a los rivales alejados del territorio.
Aunque está protegido por las leyes ambientales, el aguará guazú enfrenta varias amenazas. La deforestación del Cerrado, la expansión agrícola, los incendios y el atropello de animales son importantes factores de riesgo. La caza también ocurre, a pesar de estar prohibida.
La especie está clasificada como "casi amenazada" por la UICN y como "vulnerable" en Brasil. Esto requiere esfuerzos de conservación y protección en todas las regiones donde se encuentra. La imagen del aguará guazú tiene un gran valor simbólico.
Fue elegido como el animal en el billete de R$ 200, reforzando su importancia como un activo de la biodiversidad brasileña. Se cita con frecuencia en leyendas, historias y campañas ambientales. Su figura representa la fuerza y la belleza del Cerrado.