Las hormigas exhiben habilidades cognitivas avanzadas en predicción visual, según un estudio

Las hormigas poseen habilidades cognitivas sofisticadas que les permiten predecir con precisión las consecuencias visuales de sus propios movimientos. En otras palabras, anticipan cómo cambiará su representación visual según su movimiento y lo que perciben en su entorno.

Este hallazgo proviene de un estudio realizado por Océane Dauzère, una estudiante de doctorado en la Universidad Toulouse III - Paul Sabatier dentro del Centro de Investigación en Cognición Animal (CRCA-CBI - CNRS/UT3), publicado el 1 de diciembre en Nature Communications. Este resultado cuestiona los límites cognitivos de los insectos, acercándolos más a los vertebrados.

Varios estudios apoyan la idea de que no solo los vertebrados, sino también algunos invertebrados, incluidos los cefalópodos (como los pulpos), los crustáceos decápodos (cangrejos, langostas, cangrejos de río, camarones) y ciertos insectos, son capaces de representar el mundo externo, y por lo tanto tener conciencia de él. El estudio de Océane Dauzère proporciona evidencia de que las hormigas pueden predecir lo que observarán incluso antes de moverse.

La capacidad de anticipar las consecuencias sensoriales de las propias acciones se considera ahora una función esencial de los sistemas nerviosos. La novedad radica en que los insectos, a pesar de tener un cerebro rudimentario, realizan predicciones visuales que son mucho más sofisticadas de lo que se pensaba.

Para demostrar esta hipótesis, la estudiante de doctorado de la Universidad Toulouse III - Paul Sabatier utilizó un dispositivo de realidad virtual único. Las hormigas fueron colocadas sobre una bola flotante que actuaba como una cinta de correr cuando caminaban, lo que permitía registrar con precisión sus movimientos. Al mismo tiempo, se proyectaban imágenes de un entorno realista a su alrededor para seguir o no su movimiento.

“Los resultados revelaron mecanismos predictivos sorprendentes: las hormigas ajustan sus expectativas visuales según su entorno”, explica Océane Dauzère. “Anticipan y calculan mentalmente cómo se transformará su visión en función de su propio movimiento.”

Esta predicción no es un simple registro mecánico, sino una anticipación activa que integra múltiples entradas sensoriales. Al variar el peso de la bola, los científicos también demostraron que la propriocepción, la percepción de los movimientos corporales, juega un papel crucial en estas predicciones.

“Estos hallazgos nos instan a reconsiderar nuestra comprensión de las capacidades cognitivas de los invertebrados. Sugieren que los cerebros de los insectos realizan cálculos complejos, reduciendo así la importante distancia que a menudo se percibe entre invertebrados y vertebrados, y nos invitan a repensar las definiciones tradicionales de la inteligencia”, concluye la estudiante de doctorado.

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