Tras las elecciones estadounidenses de 2024, la administración Trump se ha enfrentado a importantes críticas por su respuesta a las protestas contra las redadas de inmigración. Más de 600 personas han sido arrestadas en solo tres días. El gobierno desplegó tropas y usó fuerza excesiva, incluso sin autorización estatal.
En Los Ángeles, el epicentro de las manifestaciones, fueron arrestadas 378 personas y la alcaldesa Karen Bass impuso un toque de queda. Se realizaron 190 arrestos adicionales en otras ciudades de California y 86 en la ciudad de Nueva York.
Las protestas comenzaron el 7 de junio después de una redada masiva del ICE en el centro de Los Ángeles. El gobierno federal respondió enviando a más de 4.000 efectivos, incluyendo la Guardia Nacional y marines del Pentágono, sin autorización.
El martes, las protestas se centraron en el Ayuntamiento y los edificios federales. Las fuerzas del orden utilizaron gases lacrimógenos, balas de goma y arrestos selectivos, lo que provocó decenas de heridos. La alcaldesa Bass justificó el toque de queda citando la presencia de “actores violentos”.
En el Bajo Manhattan, 86 personas fueron arrestadas frente a la sede del ICE y Foley Square. De ellas, 34 enfrentan cargos graves, mientras que 52 recibieron citaciones judiciales. Se reportaron enfrentamientos con la policía, con el uso de gases lacrimógenos contra los manifestantes cerca de las calles Chambers y Church.
La fiscal general de los Estados Unidos, Pam Bondi, declaró que “los arrestos continuarán” y que aquellos que agredan a los funcionarios enfrentarán cargos severos. El presidente Trump defendió la militarización, afirmando que impidió que Los Ángeles “ardiera”.
El gobernador de California, Gavin Newsom, denunció la intervención como ilegal e inmoral, acusando al presidente de “usar el caos como herramienta política”. Newsom ha presentado una demanda de emergencia para detener el despliegue militar. La Constitución de los Estados Unidos dicta que la Guardia Nacional solo puede actuar bajo órdenes locales, excepto en escenarios extremos como rebeliones, lo cual no se aplica aquí.
Las acciones del gobierno no han detenido las protestas. Ciudades como Atlanta y Burlington se han unido a las manifestaciones, con consignas como “Fuera el ICE” y “Detengan las deportaciones”. La represión está radicalizando la protesta social en defensa de los derechos de los migrantes.