Santiago Peña, presidente de Paraguay, enfrenta una crisis diplomática tras reconocer a Edmundo González Urrutia como el presidente legítimo de Venezuela. Este reconocimiento se produjo después de que Peña expresara anteriormente su deseo de restablecer las relaciones diplomáticas con Venezuela, que habían sido interrumpidas durante su presidencia.
La ruptura diplomática se intensificó cuando el gobierno venezolano condenó las declaraciones de Peña, acusándolo de ignorar el derecho internacional y el principio de no intervención. En respuesta, Venezuela rompió oficialmente las relaciones con Paraguay, exigiendo la expulsión de los diplomáticos paraguayos en un plazo de 48 horas.
El reconocimiento de González Urrutia por parte de Peña, quien afirma haber ganado las elecciones presidenciales en Venezuela, marca un cambio significativo en la política exterior del Paraguay. Esta decisión ha sido criticada por exfuncionarios y expertos constitucionales, quienes la califican como un fracaso en la diplomacia exterior.
El gobierno paraguayo había aceptado previamente la entrada de Venezuela al Mercosur en 2013 bajo el mandato del expresidente Horacio Cartes, lo que resalta la complejidad del actual panorama diplomático.
A medida que aumentan las tensiones, las implicaciones regionales permanecen inciertas, con posibles impactos en el comercio y las alianzas dentro de Sudamérica.