En junio de 2025, graves inundaciones azotaron el suroeste de China, obligando a más de 80.000 personas a evacuar sus hogares. La provincia de Guizhou fue una de las más afectadas, experimentando lluvias torrenciales que causaron el colapso de la infraestructura y evacuaciones masivas.
Según informes de la agencia de noticias Xinhua, las autoridades locales activaron planes de emergencia para gestionar la crisis. Se desplegaron equipos de rescate para ayudar a los afectados y se establecieron refugios temporales para los evacuados. También se asignaron recursos para la reconstrucción de las áreas dañadas y la asistencia a las víctimas.
Imágenes compartidas por los equipos de rescate mostraron áreas inundadas, con edificios sumergidos hasta el primer piso y residentes siendo evacuados en botes. En algunas áreas, las aguas alcanzaron niveles peligrosos, afectando tanto a zonas urbanas como rurales. El gobierno chino ha reconocido la gravedad de la situación e instó a las autoridades locales a redoblar los esfuerzos en las operaciones de rescate y asistencia.
Se han emitido alertas meteorológicas y se han implementado medidas para prevenir desastres secundarios como deslizamientos de tierra y desbordamientos de ríos. Estas inundaciones se suman a una serie de eventos climáticos extremos que han afectado a China en los últimos años, incluyendo olas de calor e intensas tormentas. Los expertos señalan que el cambio climático puede estar contribuyendo a la frecuencia e intensidad de estos fenómenos meteorológicos.
Las autoridades continúan monitoreando la situación y trabajando en la recuperación de las áreas afectadas. Se espera que las condiciones climáticas mejoren en las próximas semanas, pero se mantienen las precauciones ante posibles lluvias adicionales.