En un movimiento estratégico crucial de cara a la trigésima Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Brasil puso en marcha oficialmente en septiembre de 2025 el ambicioso programa financiero denominado «Amazon Forever» (Amazonía para Siempre). Esta iniciativa de gran calado busca capitalizar los esfuerzos de conservación forestal y se alinea con la cumbre que se celebrará en Belém del 10 al 21 de noviembre de 2025.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien presidirá la COP30, reveló planes para movilizar aproximadamente 112 mil millones de euros en los mercados internacionales de capital. Estos recursos se destinarán a la inversión en proyectos de conservación rentables, aprovechando tipos de interés bajos. Este fondo representa una transformación paradigmática, pasando de la filantropía tradicional a un enfoque de mercado para la protección de los recursos naturales, subrayando que el cuidado del medio ambiente puede ser mutuamente beneficioso. Las ganancias generadas por estas inversiones se distribuirán de manera proporcional entre las naciones que poseen tierras forestales.
En paralelo a la iniciativa «Amazon Forever», Brasil está impulsando activamente una propuesta de mayor envergadura: el «Tropical Forest Forever Facility» (TFFF), con un objetivo de financiación de hasta 125 mil millones de dólares estadounidenses. Brasil ha manifestado su disposición a aportar el primer desembolso de 1 mil millón de dólares al TFFF y ya ha obtenido el respaldo preliminar de naciones clave como China, Noruega, Reino Unido, Alemania, Japón y Canadá. A diferencia del anterior Fondo Amazonia, que se centraba en donaciones para inversiones no reembolsables, el TFFF está estructurado como un mecanismo de inversión diseñado para asegurar una financiación predecible y a largo plazo para la preservación de los bosques tropicales.
La cumbre COP30 en Belém se erigirá como un foro fundamental para la revisión de los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París, cuyo propósito central es limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius. En un contexto marcado por las advertencias del Secretario General de la ONU, António Guterres, sobre la inminente superación de este umbral debido al incumplimiento de las obligaciones de reducción de emisiones por parte de los países, la propuesta brasileña adquiere una relevancia especial, funcionando como un catalizador para la movilización de recursos financieros.
La preparación logística para recibir a los 50.000 participantes esperados, provenientes de casi 200 países, en Belém ha exigido soluciones poco convencionales. Entre estas medidas innovadoras se incluye la utilización de dos cruceros para albergar a los invitados, dada la magnitud del evento y la necesidad de garantizar una infraestructura adecuada para todos los asistentes.
Un elemento crucial en la agenda climática es el papel de los pueblos indígenas. La Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib) presentó su propio plan de acción, haciendo hincapié en que estas comunidades, a pesar de constituir solo el 5 por ciento de la población mundial, administran aproximadamente el 80 por ciento de la biodiversidad global. Investigaciones de la FAO corroboran que las tasas de deforestación son significativamente más bajas en las tierras indígenas donde los derechos territoriales están asegurados. De esta manera, Brasil propone una visión integral que fusiona la innovación financiera, la cooperación internacional y el reconocimiento del rol de los guardianes de los bosques para asegurar un futuro sostenible.
