Investigadores de la Universidad de Texas Southwestern Medical Center han identificado una mutación genética que ralentiza el crecimiento del melanoma y potencialmente otros tipos de cáncer al movilizar el sistema inmunológico. Los hallazgos fueron publicados en el Journal of Experimental Medicine.
El Dr. Huxin Shu, profesor en el Centro de Genética e Inmunología, declaró que los resultados indican la posibilidad de utilizar un nuevo tipo de objetivo terapéutico para combatir una amplia gama de tumores malignos. Coescribió el estudio con Bruce Beutler, director del Centro de Genética e Inmunología, profesor de inmunología y medicina interna, y laureado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2011.
Los científicos identificaron varios genes conocidos como oncogenes que promueven y dirigen las células cancerosas cuando mutan. Aunque los investigadores han sostenido durante mucho tiempo que existen mutaciones en el genoma humano que protegen contra el cáncer, su detección ha sido difícil, ya que las personas con estas mutaciones genéticas no se diferencian significativamente de otras.
En su búsqueda de tales genes, el Dr. Shu y el Dr. Beutler, junto con sus colegas, crearon modelos de ratón con diversas mutaciones genéticas y buscaron ratones que no desarrollaran tumores malignos. Aplicaron un método desarrollado en el laboratorio de Beutler llamado Mapeo Meiótico Automatizado (AMM), que rastrea características anormales en ratones con mutaciones genéticas.
Los investigadores identificaron rápidamente el gen H2-Aa. Los ratones que portan dos mutaciones de este gen, que resultan en la ausencia total de la proteína H2-Aa, a menudo no desarrollan tumores tras la exposición a células de melanoma. En contraste, los ratones con solo una mutación de este gen mostraron un desarrollo tumoral significativamente limitado en comparación con aquellos que portaban la forma salvaje del gen. H2-Aa está asociado con la producción de parte de la proteína MHC de clase II, que ayuda al sistema inmunológico a distinguir entre proteínas, preparándose así para atacar posibles amenazas externas.
Los autores del estudio también pudieron sintetizar una proteína de anticuerpos monoclonales que bloquea la acción de otras proteínas contra H2-Aa, lo que lleva al mismo resultado que las mutaciones H2-Aa.