El 19 de noviembre de 2024, investigadores de la Universidad Nacional de Investigación de Samara anunciaron un diseño innovador para una nave espacial destinada a abordar el creciente problema de los desechos espaciales. La función principal del dispositivo es "soplar" los desechos lejos de las trayectorias orbitales peligrosas, lo que podría prevenir colisiones y extender la vida operativa de la infraestructura espacial.
Los expertos destacaron que incluso un pequeño trozo de desecho espacial puede causar daños significativos si colisiona con una nave espacial. Los desechos más grandes, como satélites inactivos o etapas de cohetes viejos, representan una amenaza aún mayor, con el potencial de destruir grandes estructuras como la Estación Espacial Internacional (ISS).
El método actual para evitar colisiones implica ajustar las órbitas de las naves espaciales utilizando propulsores a bordo. La ISS ha realizado 38 de estas maniobras desde 1999, cada una consumiendo considerables recursos de combustible. Los investigadores proponen un nuevo enfoque: equipar la ISS con una nave espacial especializada capaz de separarse cuando se ve amenazada por desechos. Esta nave utilizaría su sistema de propulsión eléctrica para maniobrar cerca de los desechos y aplicar un chorro de iones para redirigirlos lejos de la órbita peligrosa.
Alexander Lidekov, profesor asociado en la Universidad de Samara, explicó que la nave espacial se acercaría a los desechos a una distancia de 10 metros, dirigiendo corrientes de iones a la superficie de los desechos para generar una pequeña fuerza de frenado. Una vez que los desechos se redirigen de forma segura, la nave espacial regresaría a la ISS para reabastecimiento y mantenimiento.
Los investigadores identificaron 289 objetos que pesan más de un kilogramo que podrían amenazar teóricamente a la ISS. Simularon maniobras para cada objeto, demostrando con éxito la capacidad de la nave espacial para interceptar y redirigir los desechos. Notablemente, en una alineación óptima, el consumo de combustible para tales maniobras podría reducirse hasta diez veces, lo que podría ahorrar el 90% del combustible.
Este proyecto innovador requiere superar varios desafíos científicos, con la participación activa de estudiantes de maestría especializados en mecánica y modelado matemático en el Instituto de Aeronáutica y Tecnología de Cohetes de Samara.