El camino de Europa: de la división de la posguerra a un llamado a la unidad en medio de las tensiones globales

Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa, devastada por el nacionalismo y las ideologías totalitarias, se enfrentó a la división. Alemania se convirtió en el epicentro de la división mundial, dividida entre la influencia occidental y soviética. El continente fue seccionado por el Telón de Acero, separando la democracia de los regímenes comunistas. De esta destrucción surgió la idea de una Europa unida, basada en la cooperación. La CECA en 1951 y la CEE en 1957 sentaron las bases de la Unión Europea. Hoy en día, nuevas tensiones amenazan con reabrir viejas heridas, con Rusia desafiando el orden internacional y Estados Unidos adoptando una estrategia aislacionista. En medio de estos desafíos, se llama a Europa a defender su identidad democrática a través del diálogo y la unidad. Una Europa fuerte, unida y autónoma puede contribuir a la paz mundial. Esto requiere coraje para creer que la paz se construye sobre la justicia, el equilibrio y el respeto.