El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intervenido en el conflicto fronterizo entre Tailandia y Camboya, instando a un alto el fuego inmediato tras tres días de enfrentamientos. Trump ha mantenido conversaciones con los líderes de ambos países, enfatizando la necesidad urgente de paz y advirtiendo que no negociará acuerdos comerciales con ninguna de las naciones mientras continúen las hostilidades.
Los enfrentamientos han resultado en al menos 33 muertes y más de 168,000 desplazados, marcando el peor conflicto entre las dos naciones en 13 años. Las tensiones se originaron después de la muerte de un soldado camboyano en mayo y se intensificaron con el uso de artillería pesada y cohetes, afectando áreas fronterizas y regiones costeras.
Además de los esfuerzos de Trump, el primer ministro malasio Anwar Ibrahim, presidente de la ASEAN, ha propuesto un plan de alto el fuego que ha sido respaldado por Camboya y, en principio, por Tailandia. La comunidad internacional observa de cerca, esperando que las negociaciones conduzcan a una desescalada y a un futuro de cooperación.
La situación actual refleja una dinámica compleja, donde las tensiones históricas y los intereses geopolíticos se entrelazan. La intervención de Trump subraya la importancia de la diplomacia en la resolución de conflictos y podría ser vista como un intento de facilitar el diálogo y promover una solución pacífica.
La comunidad internacional observa de cerca, esperando que las negociaciones conduzcan a una desescalada y a un futuro de cooperación.